Guillermo y Máxima de Holanda (51 años) han dado comienzo a su primer viaje de Estado del año. Un periplo por El Caribe de carácter histórico ya que se trata de la primera vez que su hija Amalia (19 años) les acompaña en carácter de heredera al trono, un debut que ha provocado que la joven acapare buena parte del protagonismo y que tiene como objetivo presentar a su primogénita al pueblo holandés que reside allí. Así, Amalia ha dejado atrás meses muy difíciles en los que tuvo que estar recluida en palacio tras ser amenazada por la mafia.
Padres e hija aterrizaban este fin de semana en la isla de Bonaire, en un intenso viaje que se extenderá hasta el próximo 9 de febrero y les llevará por Aruba, Curazao, Sint Maarten y las islas de Sint Eustatius y Saba. Este recorrido internacional que promete dar mucho qué hablar ha coincidido con el décimo aniversario de la llegada al trono de Guillermo tras la abdicación de la princesa Beatriz.
Risas, música y mucho baile en El Caribe
Durante sus primeras horas en Bonaire, la familia real visitó Mangazina di Rei, un edificio de peso histórico que fue utilizado por el gobierno holandés en el siglo XIX para almacenar raciones para los esclavos y que hoy se ha convertido en un símbolo cultura local donde Guillermo, Máxima y Amalia disfrutaron de la gastronomía y cultura autóctona. Después visitaron la reserva Bonaire Mangrove, en el Parque Nacional Lac Bay.
Aunque en un principio Amalia estaba algo tímida y ocupó un segundo plano a la sombra de sus progenitores, muy pronto se dejó llevar por el cariño del pueblo caribeño y, siguiendo el consejo de sus padres, no dudó en mostrar su faceta más natural y espontánea. Esa misma noche asistieron a una velada en el festival Taste of Bonaire donde se lo pasaron en grande. Animados por el público, todos salieron a bailar sacando a relucir su faceta más divertida y desenfadada.
El despliegue estilístico de Máxima y Amalia en El Caribe
En su primera aparición pública, Máxima y Amalia hicieron un guiño a la región al vestir de azul y blanco, los colores de su bandera. Mientras que la monarca recurrió a una blazer azul de Max Mara que combinó con un pantalón blanco y top al tono de Massimo Dutti, su hija optó por un vestido estampado de largo midi y silueta wrap de Diane von Furstenberg que completó con blazer blanca y cuñas de Asos.
Solo unas horas después, la familia fue recibida en una recepción a pie de playa para la que Amalia volvió a recurrir a un vestido, un diseño con estampado floral en blanco y azul que combinó con unas sneakers blancas. Máxima 'copió' el estilo de su hija mayor con un modelo fluido de color rojo, manga globo y botonadura delantera que combinó con un enorme tocado en color beige y alpargatas al tono. El Rey, orgulloso de las mujeres de su casa, llevaba una camisa azul y pantalón beige.
Para la noche, Amalia estrenó un nuevo vestido esta vez de color amarillo. Un diseño con mangas semitransparentes y un favorecedor escote en V, que combinó con una blazer blanca y cuñas de esparto. Su madre, radiante con un total look white compuesto por un sencillo pantalón que combinó con top de satén y chaleco a juego. Apasionada de las joyas XXL, no faltaron los collares, pendientes y pulseras doradas.