Así vivió Letizia su etapa como princesa: de su secreta luna de miel a los verdaderos motivos de la tensa relación con su suegra

El proverbial carácter fuerte y controlador de la hoy reina de España chocó pronto con la forma de ser de sus suegros don Juan Carlos y Sofía

Álex Ander
Álex Ander

Periodista especializado en corazón y crónica social

Felipe y Letizia, junto a su hija Leonor
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Veinticuatro horas después de su boda, Felipe y Letizia hicieron su primera aparición en Cuenca, donde cenaron en un restaurante típico y durmieron en el Parador Nacional. Después pasaron por Zaragoza, donde fueron recibidos por miles de personas a las puertas de la basílica del Pilar, y también por Olite, donde el príncipe quería mostrar a su esposa el palacio de los Reyes de Navarra. Terminaron su tour español en San Sebastián, paseando por La Concha y almorzando en el restaurante del chef Juan Mari Arzak, uno de los cocineros elegidos por la pareja para confeccionar la cena previa a su boda.

Tras asistir en Amán a las fiestas de celebración de la boda del príncipe heredero Hamzah, hijo del rey Hussein y la reina Noor, los entonces príncipes de Asturias comenzaron su viaje de novios en la antigua ciudad nabatea de Petra. A partir de ese momento, emprendieron juntos un viaje secreto de 23 días de duración. Hicieron falta alrededor de tres lustros para que se descubriera el destino de la pareja en el tiempo que duró esa aventura: Camboya, las islas Fiyi, Samoa, California y México.

El diario británico The Telegraph informó en junio de 2020 que la luna de miel de los príncipes costó cuatrocientos cincuenta mil dólares. Según el periodista James Badcock, que firmaba la información, la factura fue sufragada en parte por el rey Juan Carlos I y en parte con dinero procedente de una cuenta de una entidad bancaria en Bélgica vinculada con el empresario catalán Josep Cusí, al que el monarca conoció a principios de los setenta, durante una cacería organizada por Francisco Franco, y a quien desde entonces le unía una gran amistad.

Tal y como Mábel Galaz recuerda en su libro 'Letizia real', fue asimismo ese diario británico quien reveló en marzo de 2020 que Juan Carlos y su hijo figuraban como beneficiarios de dos fondos extraterritoriales: "La Casa del Rey reaccionó a esa información y desmintió que Felipe hubiera tenido conocimiento o hubiera aceptado participar en ‘ningún activo, inversión o financiación’ cuyo origen, característica o finalidad no estuvieran en estricta conformidad con la ley. En un comunicado, también anunció que renunciaba a cualquier herencia económica que pudiera recibir de Juan Carlos, aparte de retirar del presupuesto familiar la asignación anual de su padre, establecida en algo menos de doscientos mil euros. En cambio, Zarzuela no respondió nunca al periodista británico a la pregunta sobre cómo se pagó la luna de miel”.

Letizia, junto a parte de su familia política
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Durante sus primeros años como princesa, Letizia vivió algunos de los momentos más felices de su vida. Uno de ellos tuvo lugar cuando se quedó embarazada de su primera hija. “Letizia jugó al despiste antes del parto y en una reunión familiar anunció que esperaba un niño que se llamaría Pelayo”, escribió Galaz. “La noticia se filtró y la princesa descubrió que tenía un topo cerca. Ella ya sabía que tendría una niña a la que llamaría Leonor”.

Una trágica pérdida

Cuando en octubre de 2005 vino al mundo, en el lujoso hospital Ruber Internacional, la infanta Leonor pasó a ocupar el segundo lugar en la línea de sucesión a la Corona, por detrás de su padre. Su hermana, la infanta Sofía, nació en abril de 2007. Varias semanas antes, a Letizia se le rompió el alma al tener que enterrar a su hermana Érika, de 31 años, que llevaba tiempo en tratamiento con pastillas para combatir el estrés y la ansiedad y decidió quitarse la vida en el piso de Valdebernardo donde vivía con su hija Carla, de seis, tras dejar varias cartas de despedida.

“Feliz porque ya tenía la familia que había soñado, pero infeliz porque su encorsetado papel como princesa le impedía desarrollar una labor más acorde con su personalidad”, explica Galaz. “Así se sentía Letizia Ortiz los primeros años en La Zarzuela, donde se dedicó sobre todo a la crianza de sus dos hijas. Formaba parte de una institución en la que innovar resultaba una tarea casi imposible y donde su voz difícilmente se oía”. De hecho, es vox populi que la relación entre Letizia y su familia política ha sido complicada desde el principio.

La asturiana chocó especialmente con don Juan Carlos, que se opuso firmemente a la boda de su hijo y, según Jaime Peñafiel, pronunció una frase que puede sonar demoledora: "Felipe, si te casas con Letizia te vas a cargar la monarquía". En la misma línea, alguien que conocía la vida 'dentro' de Zarzuela confesó a Pilar Eyre que el emérito "jamás podrá aceptar a Letizia, ni perdonará a su hijo, porque don Juan Carlos va más allá del cariño filial, tiene una visión de Estado impresionante".

Por qué choca con su suegra

Aquella oposición causó resquemor y rechazo en la Princesa de Asturias, que fue mejor recibida por su suegra, una mujer pragmática que siente auténtica devoción por su hijo y, seguramente por ello, es el único miembro de la familia que le prestaba atención a Letizia. En el libro de Pilar Urbano 'La reina muy de cerca', Sofía de Grecia se deshace en elogios hacia su nuera, de la que comentó que tiene “un sentido innato del deber y del servicio”.

Ahora bien, el proverbial carácter fuerte y controlador de la princesa chocaría con la forma de ser de Sofía. “La reina al principio intentaba aconsejar a su nuera, pero con tan poco éxito que ya ha desistido”, contó a Eyre su fuente. “La he oído comentar alguna vez que tiene que avisar con tiempo para poder ver a sus nietas, las hijas de Letizia... A ella no le gusta que vaya a verlas cuando no está delante... Las niñas están mucho con la familia de ella, la abuela, la madre, las hijas de sus hermanas, pero a la familia de Felipe la ve muy poco, aunque viven en el mismo recinto”.

Aquella decisión de limitar las visitas a Leonor y Sofía enfrió bastante la relación entre suegra y nuera. Sin embargo, según señaló la periodista finalista del premio Planeta en su libro 'La soledad de la reina', la actitud de Letizia respecto a la emérita fue cambiando con el paso del tiempo: “La deferencia servicial del principio se ha trocado en cierto tono displicente, diría que hasta protector y compasivo”, algo que molestaba bastante a un Juan Carlos que opina que su nuera es una redicha que ha acaparado al príncipe y lo ha apartado de su madre (y en la intimidad comentaba “No hay nada que hacer, no quiere aprender, cree que lo sabe todo”).

Letizia y doña Sofía
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Tampoco hizo buenas migas con sus cuñadas, las infantas Elena y Cristina, quienes, en realidad, nunca recibieron bien a las novias de su hermano. Solo Cristina apoyó en los inicios a la pareja, pero ese respaldo decayó después de que saliera a la luz que Iñaki Urdangarin captaba fondos públicos en su propio beneficio y Letizia dejara clara su postura. Asimismo, ambas hermanas mostraron animadversión hacia su cuñada cuando esta comenzó a robarles protagonismo en la vida oficial y en la familiar.

El matrimonio de los príncipes reorganizaba el orden institucional de la Corona y marcaba el camino a seguir en el futuro", explicó Galaz. "Las infantas Elena y Cristina, a medio plazo, iban a pasar de ser hijas del rey a hermanas del rey, o lo que es lo mismo, su papel se convertiría en secundario o inexistente, como sucedió en su día con las hermanas de Juan Carlos, Pilar y Margarita”. En descargo de Letizia hay que decir que debió ser difícil de digerir el hecho de descubrir que la imagen que intentaban proyectar los reyes de España y sus hijos tenía bastante poco que ver con la realidad.