Así es Guillermo de Luxemburgo, el heredero que ya está preparado para la inminente abdicación de su padre

El primogénito del gran duque Enrique de Luxemburgo, uno de los miembros de la realeza más instruidos de Europa, está casado con la belga Stéphanie de Lannoy

Álex Ander
Álex Ander

Periodista especializado en corazón y crónica social

El príncipe Guillermo de Luxemburgo
Gtres

En los albores del verano, el gran duque Enrique de Luxemburgo anunciaba por sorpresa, con motivo de la fiesta nacional, que este mes de octubre designaría a su hijo, el príncipe Guillermo, como lugarteniente-representante del segundo Estado más pequeño de la Unión Europea. Este cargo habilita al susodicho, de 42 años, para asumir ciertas tareas en la gestión diaria de esta monarquía constitucional parlamentaria. "No está claro aún de qué se hará cargo Guillermo, porque, entre otras cosas, el titular del ducado firma las leyes y lleva a cabo las visitas de Estado y está representado en la apertura del Parlamento", ha señalado al respecto la jefa de la sección de política del diario Luxemburger Wort.

"Con todo mi cariño y confianza, y de todo corazón, le deseo un gobierno feliz. Miremos al futuro con optimismo y con la certeza de que solo juntos podremos lograr grandes cosas. ¡Viva Luxemburgo y viva Europa!", comentó Enrique, licenciado en Ciencias Políticas y Económicas y casado desde febrero de 1981 con la cubana María Teresa Mestre Batista, hija de un acaudalado banquero de La Habana que, con la llegada al poder de Fidel Castro, abandonó su país, instalándose con su familia en Ginebra. María Teresa estudió en un selecto internado suizo y luego, mientras hacía Ciencias Políticas en la Universidad ginebrina, conoció a su futuro marido. 

A los nueve meses de la boda, la pareja tuvo un hijo varón, Guillermo, y luego dio otros tres príncipes y una princesa a la dinastía. Como bien recuerda en un artículo el periodista Ben Jureidini, el primogénito recibió una educación digna de un heredero al trono: "Se unió a la lista de vástagos que alcanzaron la mayoría de edad en los chalets del Instituto Le Rosey, un internado suizo con campus en Gstaad y a orillas del lago Lemán por cuyos pasillos han desfilado miembros de las familias Rothschild y Rockefeller junto al duque de Kent, la princesa heredera Marie-Chantal de Grecia y el príncipe Dasho Ugyen Jigme Wangchuck de Bután".

El príncipe más instruido

Al igual que su padre, Guillermo se trasladó a Reino Unido para comenzar su preparación militar en la Real Academia Militar de Sandhurst. Luego se fue erigiendo en uno de los miembros de la realeza más instruidos de Europa: además de estudiar Filosofía y Antropología en el Instituto Philanthropos de Friburgo, estuvo matriculado en el Institut Albert-le-Grand, en la ciudad francesa de Angers, y recibió formación de posgrado en el londinense Real Colegio de Estudios de Defensa. 

Amante de la música —de pequeño cantó en un coro y también toca el piano— y políglota —habla con fluidez cinco idiomas—, Guillermo también encontró tiempo para enamorarse. No en vano, en 2011 anunció que tenía novia, sin especificar detalle alguno, y unos meses después declaró que iba a casarse con la condesa belga Stéphanie de Lannoy. La pareja se dio el 'sí, quiero' en octubre de 2012, en la catedral de Nôtre-Dame y ante representantes de las principales casas reales, y tuvo dos hijos —Carlos (de cuatro años) y Francisco (de uno)— que están siendo criados en el castillo de Fischbach, una de las residencias reales más antiguas de Luxemburgo. 

Desde esta semana, Guillermo asumirá funciones que hasta ahora correspondían únicamente al gran duque, lo que sin duda le ofrecerá la posibilidad de prepararse antes de asumir con plenitud la jefatura del Estado, una vez que su padre, que cumple 70 años en 2025, anuncie la abdicación definitiva. "No tardará una eternidad", ha adelantado el soberano, añadiendo que el propio Guillermo ya conoce la fecha en la que sucederá oficialmente a su padre. El heredero ha dicho que, hasta que llegue ese momento, va a intentar "familiarizarse con la política internacional y la diplomacia, los decretos que hay que firmar y todos los aspectos legislativos que desconozco por completo". 

El heredero al trono también ha comentado que desea aplicar un estilo más moderno, sobrio y juvenil que el de su antecesor y que no dejará que sus nuevas obligaciones le alejen de sus hijos, a los que quiere seguir llevando al colegio todas las mañanas. "Podemos, por ejemplo, aceptar menos compromisos por la tarde y centrarnos en nuestras actividades durante el día", explicó en un podcast donde también anunció que intentará organizar sus viajes oficiales fuera del periodo de vacaciones escolares.

"A los 42 años, uno sigue siendo joven y tiene muchas ideas nuevas que poner en práctica. Así que es el momento ideal y agradezco a mi padre la confianza que deposita en mí'’, comentó igualmente Guillermo, quien pretende poner en marcha alguna iniciativa que ayude a la monarquía a proyectar cierta imagen de cercanía. Por ejemplo, abriendo al público, aunque solo sea en determinadas ocasiones, la residencia real —el castillo de Berg, a unos 20 kilómetros de la capital, junto al que ya está construyendo una casa familiar para instalarse allí con los suyos—. 

Según Juan Balansó en uno de sus libros, los soberanos hacen en el campo "una vida tan retraída que se les tomaría casi por una de esas dinastías dispuestas que buscan en el retiro el olvido de las glorias pasadas y de las amarguras presentes. Pero no es este el caso del gran duque y los suyos. Simplemente, les gusta apartarse del bullicio y llevar una existencia apacible y sencilla; tal vez incluso demasiado retirada, a juicio de buena parte de sus compatriotas, que desearían que sus príncipes se dejasen ver más".