Muy cerca del lago Esrum, Copenhague, se erige imponente el refugio para toda la familia real danesa. Cuando Mary de Dinamarca, su esposo, Federico, sus cuatro hijos desean escapar del bullicio y, simplemente, descansar. Les encontramos aquí, donde siempre pasan sus veranos.
Fredensborg, se encuentra a 40 minutos de la capital, lo que la convierte en el lugar perfecto para escapadas breves; puesto que, si hay alguna urgencia, los Reyes pueden trasladarse con absoluta rapidez al palacio de Amalienborg. Pero, hasta que eso ocurre, a Mary le gusta pasar por su jardín silvestre, visitar el lago o, simplemente, sentarse en una cómoda butaca de estilo nórdico a leer un libro.
El refugio perfecto en medio del bosque
Esta residencia, que cuenta con varios edificios, ha vivido recientemente una reforma integral en uno de ellos, el Anexo Circular. En concreto, nos referimos a una casita adyacente al Palacio de la Cancillería, y donde Mary ha plasmado algunas de sus grandes obsesiones como el diseño y la sostenibilidad. Para la reina esto era muy importante cuando inició el proyecto de la reforma que ha durado hasta el pasado mes de enero, cuando, orgullosa, decidió abrir las puertas de esta casa a la revista Vogue Living, de su Australia natal.
La experta en decoración y en estilo de vida, Malou Wedel Bruun, fue testigo del brutal cambio. Mary dejaba atrás los convencionalismos estilísticos asociados a los palacios y a la decoración real, para convertir su casa en una moderna vivienda en plena naturaleza.
“La pareja real y el arquitecto danés Anders Lendager diseñaron el edificio para reflejar a sus propietarios como representantes de una monarquía moderna, arraigada en una base histórica, pero perfectamente integrada en el presente”, destaca la periodista de esta reforma.
Importancia a la sostenibilidad y al diseño
Esta casita de cuento, situada en medio de la nada, cuenta con varias estancias y, en todas ellas, se disfruta de la luz natural; ya que el cristal y la construcción transparente ha sido muy importante a la hora de dotar de frescura y actualidad al espacio. “La parte cerrada del anexo alberga las estancias privadas, mientras que la parte abierta alberga una zona más "oficial" que incluye una sala común con cocina e instalaciones para reuniones”, cuentan desde la revista australiana, el país que vio nacer a Mary hace 53 años.
Los reyes han tardado hasta dar con la persona perfecta para este proyecto, pues necesitaban a alguien con un talento soberbio capaz de transformar un espacio que antaño era usado como taller en un refugio moderno. Lendaer, sin duda, era la persona perfecta para ello. Cuando los monarcas conocieron de su trabajo, se rindieron ante él y le propusieron el reto. Quizás, lo más sencillo habría sido derribar toda la construcción, pero Mary, de lo más convencida, sabía que ahí podía crearse algo muy especial.
“Durante una cena oficial, aproveché la oportunidad y le pregunté, sabiendo muy bien que él trabaja principalmente con proyectos grandes, si alguna vez consideraría transformar un antiguo edificio de talleres”, recoge la revista especializada en estilo de vida y en casas espectaculares.
“Compartí mis ideas sobre incorporar y repensar el uso del edificio y hacerlo lo más sostenible posible, tanto en su transformación como en su funcionamiento. Afortunadamente, vio potencial en él, ya que el antiguo edificio de dos plantas tenía una estructura fuerte y hermosa y estaba construido con materiales buenos y sólidos. A partir de ahí, fue crucial para la transformación crear un espacio para artesanos, arquitectos y gerentes de construcción, para que la reutilización creativa e innovadora y las soluciones sostenibles pudieran desarrollarse”.
Piezas rescatadas que iban a ser deshechos
Lendager rescató lo irrescatable. Sus ojos de experto eran capaces de avistar joyas donde otros solo habrían visto deshechos, como ocurrió en el mármol verde de Groenlandia que él presentó a los reyes. “¡No creo que nadie haya traído tantos residuos a Fredensborg! Luego llegamos al mármol de Groenlandia. Cuando la pareja real lo vio, se enamoró de inmediato y decidió que debíamos aprovecharlo al máximo. Tenía muchos defectos, pero el rey Federico y la reina María sintieron que estas imperfecciones contaban la historia de su vida anterior
Mary otorgó a los expertos absoluta libertad a la hora de hacer y deshacer. Ella ya les había contado lo que quería y solo confió en que estos lo harían posible. La consorte estaba tan entusiasmada con el proyecto que lo visitaba a menudo, maravillándose con cada avance y novedad.
Wedel Bruun afirma que el proyecto entero se llevó a cabo con una única idea en la cabeza de sus creadores: ¿cómo hacerlo lo más sostenible posible? De ahí que se reciclara lo máximo posible, se buscaron máquinas sin emisiones a la atmósfera y, a la hora de decorarlo, se apostó por la economía circular, es decir, optaron por comprar muchos muebles de segunda mano, todos ellos, como no podía ser de otro modo, de diseño danés.
Mary Donaldson confía en que esta acogedora y sostenible casita sea precursora y que detrás de ella vengan otras muchas. Es posible que la reina de los daneses haya dado comienzo a una nueva revolución arquitectónica.