Tras 55 años casados, en 2015 los reyes Alberto y Paola de Bélgica decidían cambiar su contrato matrimonial. Una noticia que, sin lugar a dudas, resultó de los más extraña y sospechosa. La modificación, con la que pasaron de tener una separación de bienes a estar unidos por lo que en Bélgica se conoce como "comunidad universal de bienes" (régimen de bienes gananciales en España), quedó registrada en en el boletín oficial belga.
Lo que en principio se alegaba a los constantes problemas de salud del monarca, que padece cáncer de piel desde hace años, se comprobó más tarde que nada más lejos de la realidad. Las intenciones de los soberanos no eran otras que evitar consecuencias a un asunto que este mismo lunes se ha terminado de aclarar: la lucha que Alberto mantenía en los tribunales con Delphine Boël, una escultora de 51 años que aseguraba ser su hija extramatrimonial.
Los resultados de las pruebas de ADN que en mayo de 2019 la Corte de Apelación de Bruselas ordenaba hacerse a Alberto de Bélgica dieron positivo en la paternidad del exmonarca y, por consiguiente, Delphine Boël se convertía oficialmente esta misma semana en su hija y hermana del actual rey, Felipe de los belgas.
Ahora, como hija reconocida por Alberto, quien firmó un comunicado el pasado lunes, la escultora podría exigir una parte de la herencia de su "nuevo" padre tras su fallecimiento. Sin embargo, los exmonarcas ya habían valorado esta posible circunstancia y estaban prevenidos para evitar que Delphine heredara todo lo que le corresponde. Una estrategia estudiada y hecha con previsión.
Al haber cambiado su régimen matrimonial, el patrimonio del soberano pasó a ser también de Paola, de modo que ella se encuentra más protegida en caso de que sea él quien muera en primer lugar. Si el emérito falleciera, sería su esposa la que adquiriera el 50% de su patrimonio -que ya le corresponde- y la mitad del de su esposo, lo que suman un total del 75%. El otro 25% se repartiría entre los hijos del rey, Delphine incluida.
Pero además, la nueva situación da prioridad a los hijos nacidos dentro del matrimonio sobre los nacidos de otras relaciones extramatrimoniales. Esto significa que la escultora podría obtener únicamente un 3% del total, en lugar del 6,25% que le correspondería al dividir la herencia entre los cuatro hermanos. Una jugada que, pese a que Alberto y Paola han querido limitar al máximo, no es posible que eliminen el total ya que los resultados han sido positivos.