La celebración de los Premios Luis Carandell de periodismo parlamentario ha dado la oportunidad a doña Letizia de charlar con muchos de sus colegas antes y después de la ceremonia, una escena más informal en la que la Reina ha mostrado su faceta más desenfadada lejos de la mirada indiscreta de las cámaras.
Tal y como ha publicado Vanitatis, uno de los presentes ha resaltado la cercanía de doña Letizia en una semana un tanto delicada a nivel mediático para la Casa Real tras la publicación de las imágenes de Iñaki Urdangarin de la mano de Ainhoa Armentia en exclusiva para Lecturas y el posterior anuncio de la "interrupción de su relación matrimonial".
Desde que saltara todo por los aires hace diez días, los Reyes se han mostrado ajenos a la polémica y mantienen su agenda de trabajo habitual sin hacer declaraciones al respecto. Dicho testigo ha asegurado que doña Letizia participó en varios corrillos en los que contestó a las preguntas de los periodistas amablemente y no dudó en fotografiarse con sus colegas, eso sí, nada que ver con la ruptura del matrimonio de su cuñada.
Doña Letizia recupera el rojo
Para este acto tan especial, la Reina rescató un ajustado vestido de Carolina Herrera que le queda como un guante. Su manga larga, el escote en forma de lágrima y esa forma impecable de ceñirse a la cintura gracias a un falso cinturón, lo convierten en una de sus opciones más elegantes de su vestidor. Aunque se lo hemos visto en varias ocasiones, esta vez lo reinventaba gracias a los complementos: bolso de mano y salones rojos de estreno firmados por Magrit.