Los 21 años de Amalia de Holanda, la princesa que mantiene una relación especial con Felipe VI y está amenazada de muerte

La primera hija de los reyes Guillermo Alejandro y Máxima de los Países Bajos, heredera al trono, se graduó cum laude en la escuela secundaria y hoy día estudia en la universidad. La princesa canta bien, reconoce ir a terapia y habla varios idiomas con fluidez

Álex Ander
Álex Ander

Periodista especializado en corazón y crónica social

Amalia de Holanda
Gtres

"No quiero ser reina todavía", afirma sin titubear Amalia de Holanda en su biografía oficial, titulada 'Amalia' y escrita por Claudia de Breij. De hecho, la hija de los reyes Guillermo Alejandro y Máxima de Holanda confesó a su biógrafa que, en el hipotético caso de que su padre falleciera un día de repente, preferiría que fuera su progenitora quien se hiciera cargo de todo durante un tiempo. Algo parecido comentó en una entrevista la economista argentina: "No la veo como la futura reina, sino como mi pequeña bebe. Una niña a la que le va muy bien, que es muy responsable y es consciente de su futuro. Es una persona maravillosa".

A Máxima se le cae la baba hablando de su primogénita, que este sábado 7 de diciembre celebra su 21º cumpleaños. Una muchacha que, a pesar de su juventud, ha copado tantos o más titulares que otras princesas mayores que ella desde el mismo momento en que su llegada al mundo, en diciembre de 2003, fue saludada con 101 salvas de cañón. La nieta de la entonces reina Beatriz fue una alumna aplicada, se graduó cum laude en la escuela secundaria y, a los 17, escribió al primer ministro una carta renunciando —hasta que terminara sus estudios— a la asignación personal anual de 300.000 euros que la ley de su país preveía para ella desde el momento en que alcanzara la mayoría de edad.

Al cumplir los 18, Amalia tomó asiento en el Consejo de Estado de su país, donde no tenía voto pero sí podía aprender el funcionamiento de las instituciones holandesas. También presentó su biografía, en la que entre otras cosas reconocía que había necesitado terapia en determinados momentos de su vida, por ejemplo, cuando en agosto de 2013 su querido tío el príncipe Friso perdió la vida tras sufrir un accidente de esquí en la estación de Lech (Austria). “No creo que deba ser un tabú", apuntó. "Y no es ningún problema decirlo en público. A veces todo se vuelve demasiado para mí, el colegio, los amigos... Si siento la necesidad, pido una cita. Me desahogo, lo saco todo y ya estoy lista para un mes”.

Amalia de Holanda, junto a sus padres y sus hermanas
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Huyendo de la mafia

Como resultado de las charlas mantenidas con Claudia de Breij, muchos neerlandeses descubrieron que Amalia es una muchacha aficionada a montar a caballo, con aptitudes para el canto y cierta conciencia medioambiental. Respecto a los asuntos del corazón, la princesa dijo que si el Parlamento no le diera permiso para contraer matrimonio con la persona a la que ella amara, "tendremos que ver qué hago. No puedo escoger en contra de mí porque así tampoco podría dar lo mejor para nuestro país" —el Gobierno dejó claro que la princesa también podría ser reina de su país si se casa con una mujer en vez de con un hombre—.

'Amalia' también dejó constancia de que la princesa habla con fluidez varios idiomas, entre ellos el español. Esto último debió resultar bastante útil cuando en 2022, deseosa de tener mayor privacidad, se trasladó a Madrid para vivir y seguir a distancia sus estudios en la Universidad de Ámsterdam —donde estaba matriculada en un grado de Políticas, Psicología, Derecho y Economía—. Luego se supo que su mudanza estuvo principalmente motivada por las amenazas que estaba recibiendo en su país por parte de la Mocro Mafia, la organización criminal más temida de Europa.

Amalia regresó a Ámsterdam a principios de este año y, en el mes de abril, el rey Guillermo habló públicamente de aquella experiencia de su hija que se mantuvo en secreto con la complicidad de los reyes Felipe y Letizia. "Todo ello fue posible gracias a la afectuosa dedicación de un gran número de conciudadanos y de sus majestades. Fue una conmovedora prueba de amistad en un periodo difícil. Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a sus majestades y a todos los que colaboraron en ese esfuerzo", afirmó durante la cena de gala celebrada con motivo del viaje oficial de los reyes Felipe VI y Letizia a los Países Bajos.

Como también Amalia sabe que es de bien nacido ser agradecido, hace poco donó un jardín de tulipanes a Madrid en agradecimiento por la acogida de la ciudad durante los meses que pasó en ella. La ceremonia de plantación en la plaza de Oriente fue presidida el pasado 11 de noviembre por el alcalde de la capital española, José Luis Martínez-Almeida, y el embajador de los Países Bajos en España, Roel Nieuwenkamp.

“Debido a unas circunstancias especiales, tuve el privilegio de residir un año en vuestro bello Madrid. La calidez con la que fui recibida propició que considerase Madrid mi casa durante un tiempo, por eso deseo mostrar mi profundo agradecimiento a la ciudad, a sus habitantes y a todos los que lo hicieron posible”, ha comentado la princesa, quien espera que estas flores "aporten un poco de colorido extra a Madrid, sobre todo en primavera, del mismo modo que yo recibí todo lo que generosamente me brindó la ciudad".