Cuando nos la descubrió su hijo Paco en ‘Carmina o revienta’, el público enloqueció con esta sevillana de tremendo desparpajo. Ahora, convertida en una de las madres más mediáticas de nuestro país, Carmina firma autógrafos, se hace fotos con sus fans y protagoniza una de las series insignia de Antena 3, ‘Allí Abajo’. Precisamente con motivo del estreno de la segunda temporada de las serie, Carmina y María León visitaron ‘El Hormiguero’, donde la primera lanzó piropos a su hija (“¿has visto qué cara y qué culo tiene?”), adivinó quién era andaluz y quién vasco y se lo pasó en grande.
Carmina y María forman un tándem maravilloso. La madre de ‘los Leones’, como ellos se llaman, tiene ocurrencias para ocupar ella sola un canal de televisión, así que lo de anoche en el programa de Motos nos supo a poco. Dice María que su madre “le da mil vueltas actuando”, y que la impone cuando tiene que grabar sus escenas. Normal, trabajar al lado de una madre no debe de ser tarea fácil, y mucho menos cuando esta tiene la presencia de Barrios.
Carmina dice que la fama no la cambia, que sigue haciendo las mismas cosas que hacía antes. Meterse en multitudes, tomarse el café donde siempre, ir a la compra… todo lo que siempre ha hecho, pero ahora con gente que le hace fotos. Y para ella no hay ningún problema, porque dice que “todos son muy cariñosos”. Pues mejor.
Dice que disfruta trabajando. Que se lo pasa bien actuando y que es la ‘niña mimada’ de la serie, donde la dejan hacer lo que quiere, desde saltarse el ‘raccord’ o fumar. “Es como una niña que va a la escuela… pero que va a jugar al recreo”.
“María es una guerrillera buena… Con los niños no discuto tanto porque mi Alejandro es un abejorro y por no oírlo le doy la razón y con mi Paco no puedes discutir porque se te queda mirando con esa carita, y si le sienta algo mal pues se ríe y se va”. Y precisamente con María tuvo uno de sus momentos de mayor comicidad. Un día, en plena pelea, la niña le dijo: “Pues no haberme tenido” y entonces Carmina la agarró por la coleta y le dijo, “lo mismo que te he tenido, te puedo quitar de en medio”, y le metió la cabeza en el retrete. María no volvió a jugar con fuego. Sabía que acabaría quemándose.