Carmen Gahona ha protagonizado su propia versión de ‘Cinco horas con Mario’. Ya sabéis, la novela de Miguel Delibes en la que la viuda, a solas con el cadaver de su difunto esposo, en este caso Chiquete, le dice todo lo que no le dijo en vida. La sevillana lo ha hecho igual. Anoche, después de que el artista fuera incinerado, pidió llevarse los restos mortales del primo de Isabel Pantoja a casa. Quería pasar con él una última noche. Su última noche juntos antes de que él descanse por siempre en la Iglesia del Cristo de los Gitanos.
Carmen ayer no tenía ni fuerzas. Apenas se sostenía en pie y se apoyaba en unos y en otros para caminar. La repentina muerte de su pareja la había dejado abatida. Es cierto que su relación, en estos últimos meses, no pasaba por su mejor momento, pero le quería. Ayer fue la viuda doliente.
Acostumbrados a sus habituales locuras en plató, donde ha sacado los pies del tiesto en no pocas ocasiones, para ella, este fallecimiento la ha dejado sin fuerzas. Agradecía el trato que ha recibido Chiquetete y cómo se ha volcado la ciudad de Sevilla con él. Ha sido diligente con Manuel Cortés Bollo, ha firmado la paz con un armisticio en forma de gesto inclusivo, colocándole en primera fila, junto a los hijos del primer matrimonio del fallecido y ha dejado atrás todo el rencor.
Fueron 14 años juntos, Gahona le defendió, le quiso y le tapó. Y, ahora, como ulterior gesto de exacerbado y devotísimo amor, ha querido pasar, a solas, una última noche con él.
El martes al medio día, Carmen, ya acompañada, llevará los restos mortales de su pareja al columbario de la Iglesia, donde también reposan los de otro personaje queridísimo en Sevilla, la Duquesa de Alba. Será entonces cuando se tenga que despedir de él, aunque su recuerdo vaya a ser constante de aquí al resto de su vida.