Exponerse no es fácil ni agradecido, aunque sí muy necesario. A menudo, una sale mal parada y cuando el único escudo que tenemos para protegernos es la propia piel resulta de lo más doloroso. Carlota Corredera, desde que se posicionara fielmente del lado de Rocío Carrasco, se ha convertido en la diana de cientos de comentarios dolorosos e, incluso, agresivos; hasta el punto de resultar amenazada. Ser mujer y declararte feminista sigue escociendo a muchos. Todas estas críticas, que acabarían por erosionar a la piedra más fuerte, están haciendo mella en la periodista quien ha necesitado un fin de semana de descanso, rodeada de amigos y familia para recargar pilas.
“Es mi peor verano en ‘Sálvame’” confesaba Carlota Corredera hace solo unos días en el programa de las tardes de Telecinco. Sincera con Jorge Javier, reconocía no estar en su mejor momento, pues acuciaba un profundo desgaste profesional y personal que se ha intensificado a raíz de la emisión del documental de Rocío Carrasco y su apoyo sin fisuras a la hija de La más grande.
Para descansar, recargarse y olvidarse un poco de todo, Carlota Corredera cogió un avión y se plantó en Mallorca, donde ha vivido una escapada que, tal y como ella describe ha sido “balsámica”. Y es justo lo que necesitaba: que le dieran un masajito en el alma sus grandes amigos, esos que saben cómo está realmente y cómo de afectada se encuentra. Su gente habrá hecho todo lo posible para que se olvide de los problemas que arrastra debido a su trabajo. Ella tiene clarísimo qué es lo que de verdad importa y tiene mayor peso en su vida, “mis amigos y mi familia son mi mejor patrimonio” y agradeció a dos de sus incondicionales este viaje “detox” a las pitiusas.
Carlota Corredera, su familia y sus dos amigos, se han alojado en un precioso hotel ubicado en la Playa de Muro, un completísimo cinco estrellas pero con un precio bastante accesible, desde 118 euros la noche. Este resort en primera línea de playa está pensado especialmente para el descanso gracias a su spa.
Ahora toca regresar a Madrid y ponerse la armadura y armarse de paciencia, pues, tal y como le recomendó Jorge Javier, “esto también pasará”.