Carlos Sobera es uno de los presentadores de Telecinco más carismáticos y se caracteriza por su forma de presentar afable, cercana y con un toque de humor. No obstante, el vasco también tiene carácter y lo saca cuando ya no puede más. Es lo que le ha pasado en el debate de este domingo de 'Pesadilla en el Paraíso'. Tras varios avisos sin ningún tipo de resultado, el presentador ha acabado dando un golpe en la mesa y, sobrepasado, hasta ha amenazado con echar a algunos de los colaboradores del plató.
Todo ha empezado cuando en el plató había un acalorado debate sobre la relación y ahora ruptura de Dani García Primo y Patricia Steisy. Los familiares y colaboradores estaban inmersos en una refriega por sus diferentes opiniones y formas de ver esta relación, la más polémica de 'Pesadilla en el Paraíso', y no dejaban de mandarse a callar los unos a los otros. "Déjame terminar, estoy hablando yo", ha dicho Alexia Rivas muy seca a la madre de Dani García. Este comentario de la periodista ha sido la gota que ha colmado el vaso de Carlos Sobera.
"Qué manía tenéis y qué costumbre con ese tipo de frases. El que tiene que moderar soy yo", ha dicho Carlos Sobera, totalmente sobrepasado y dejando a todos los colaboradores mudos. El presentador ha sacado todo su carácter: "Me saca de quicio esa manía de 'déjame hablar que estoy hablando yo', dejar de decir eso ya y dejaros de gaitas. Ahora este y ahora el otro... Si alguien tiene que moderar soy yo", ha dicho Carlos Sobera. Este toque de atención no ha sido solo a Alexia Rivas sino a todos los colaboradores que han entendido la postura del presentador.
A pesar de su dura advertencia, algunos colaboradores de 'Pesadilla en el Paraíso' han desviado los temas del debate o han tomado la palabra sin que el presentador le haya dado la palabra. Especialmente duro ha sido con Mónica Hoyos, a la que ha amenazado con echarle del plató. "A la próxima tarjeta roja y expulsión", ha dicho el vasco contundente y ha añadido: "No habléis a título personal, por favor". Carlos Sobera ha llegado a su límite de que los concursantes no hagan caso a sus indicaciones y turnos de palabras y después de este fuerte toque de atención todos han intentado ser más ordenados y hacer caso al conductor del programa, que ha continuado con los contenidos del programa con total normalidad.