Desde que diera a luz a su hijo Bastian el pasado mes de marzo a Carla Barber le faltan horas en el día para poder hacer frente a todos sus compromisos profesionales y, además, poder pasar tiempo con el bebé. La médico estética es consciente de su privilegiada posición, pero recalca que no es el resultado de la suerte sino de mucho trabajo.
Aunque su profesión es la de médico estética, con más de 1 millón de seguidores en Instagram también atiende a sus labores como influencer. Esta semana, aprovechaba unos minutos libres para responder a las dudas de sus fans y una de las preguntas más repetidas es cuánto dinero gana en redes sociales y si es más de lo que obtiene por sus clínicas.
Muy sincera, Carla Barber no ha dudado en responder con números sobre cómo influyen las redes sociales en sus ingresos mensuales. "Para nada me dan más dinero las redes. Me suponen menos de un 1% de mis ingresos comparados con el pinchi, pinchi", ha contado. Entonces, ¿por qué es tan activa en Instagram?
Carla ha aclarado que en su caso no utiliza las redes sociales para conseguir un beneficio económico sino como portal para darse a conocer a más gente: "Me escriben muchas marcas y no publicito absolutamente nada porque no las consumo (...) Las redes me sirven para llegar a futuros pacientes. Lo que tengo hoy en día como médico y empresaria es porque se ha permitido que mi trabajo sea visible y llegue a muchísimos sitios", explica con orgullo. La exsuperviviente zanjaba el tema relatando que muchas de las cosas que publicita son con el único objetivo de apoyar a marcas pequeñas.
Lo que es una realidad es que Carla Barber está atravesando uno de los momentos más dulces de su vida. A sus 32 años, la canaria se ha convertido en una de las empresarias más exitosas del momento. A su clínica en Madrid y Las Palmas ha añadido un nuevo centro en Valencia y Bilbao. Por si esto fuera poco, ella misma se encarga de dar formaciones a futuros colegas, y es que si hay algo que la enorgullece por encima de todo es poder compartir sus conocimientos. Pero si su vida profesional es idílica no se queda atrás la personal. Carla cumplía un sueño al convertirse en mamá y no puede ser más feliz al lado de Joseph, con quien está a punto de comenzar una nueva etapa en el palacete del siglo XIX que se compró por 1 millón de euros en la capital.