Cambió el canon de belleza de las pasarelas en los 90. De la época de las supermodelos, la irrupción de Kate Moss hizo que se pasara a un canon estético etéreo, andrógino y de, en muchos casos, extrema delgadez. Las modelos ya no necesitaban lucir caderas ni pecho. Se ponía de moda los cuerpos infantiles. Y Kate era su musa y máximo exponente.
Enamoró a los diseñadores más reputados y al 'sex symbol' más 'grunge', el actor Johnny Depp, con quien vivió una relación tormentosa. Aunque para tormentosas, tampoco se quedó atrás su relaciones con Pete Doherty. Con el músico británico, quizás vivió su época más destructiva, y en la que fue sorprendida consumiendo cocaína en una discoteca. Aunque ha sido numerosas veces pillada en situaciones delicadas bajo efectos del alcohol y otras sustancias. Su actitud le ha costado más de un disgusto profesional, con cancelaciones de contratos con las marcas, incluidas. Gracias a su matrimonio con Jamie Hince, del que se ha divorciado este año, parece que le llegó una época más tranquila. Sin embargo, en cuestión de un año, el aspecto de la modelo ha cambiado radicalmente. Moss ha subido de peso, va con ropa más ancha y con prendas sobrepuestas y ya no exhibe su característica delgadez. Son muchas las voces que se han alzado y han empezado a hablar de que podría estar teniendo un problema de salud. Algunos han relacionado el nuevo aspecto físico de Kate con el problema de hipotiroidismo de Tamara Falcó, por la rapidez del cambio.
Sin embargo, también se cree que a Moss, ya con 42 años y una vida de desenfreno, le has empezado a pasar factura sus excesos. Igualmente, no sería la primera vez que la maniquí pierde la forma física, habiendo sido sorprendida en verano con un aspecto muy alejado a su estilizada figura.
Mientras se acaba de aclarar si tiene problemas de salud, Kate Moss ha rehecho su vida junto al fotógrafo Nikolai von Bismarck y de vez en cuando se la puede ver ayudando a su hermano Nick en su negocio de comida ambulante que tiene en Londres.