Si le preguntan a cualquier persona dedicada al mundo del corazón por la situación más improbable que en este verano de 2018 iba a producirse, de ningún modo habría acertado que sería ésta. Ibiza ha obrado el milagro dentro del seno de los Thyssen. O, como mínimo, ha sido testigo de la representación definitiva de que en la familia de Tita Cervera reina la paz. Una estabilidad que ha costado años de desencuentros, desavenencias, pleitos y rumores de falta de autenticidad en los gestos de acercamiento entre ella y su hijo Borja Thyssen.
Sin embargo, fuera del alcance de los objetivos y de oídos indiscretos, desde 2014 los esfuerzos porque entre ellos volviera a reinar la armonía daba sus frutos. Cuatro años después, se ha producido la estampa familiar a la que tanto se ha resistido Borja. Y ha sido aparecer junto a sus hermanas Sabina y Carmen.
Durante sus vacaciones en Ibiza, el hijo de Carmen Cervera le daba la bienvenida a las mellizas a su yate, donde se encontraban también su esposa Blanca Cuesta y sus hijos Sacha, Erik, Enzo y Kala. La familia al completo se encontraban en alta mar, donde se les ha visto disfrutando de una jornada familiar distendida y refrescante, dándose chapuzones en las aguas cristalinas de la isla Pitiusa, jugando con sus mascotas y compartiendo anécdotas.
El momento más chocante, por lo inusual, lo ha protagonizado Blanca, cuando ha abrazado con gran complicidad a su cuñada Sabina. Las hijas de Tita cumplían doce años el pasado 8 de julio, situación que podría haber derivado en este encuentro tan especial. De ahí, probablemente, el gesto cariñoso de la mujer de Borja hacia la pequeña que han captado los paparazzi.
Una actitud que, por otro lado, dice más de lo que muestra a simple vista, pues bajo el mismo subyace la buena relación que se ha forjado entre ellos y las niñas desde que Borja coincidiera con ellas en las navidades de 2016, según contó Paloma Barrientos en Vanitatis.
Quien también se ha dejado ver con la familia y acompañado de Carmen Cervera ha sido Manolo Segura. El padre biológico de Borja Thyssen habría sido el mediador entre madre e hijo y quien habría conseguido que los Thyssen vuelvan a ser la imagen de una familia unida y feliz.