La boda soñada de Erik Putzbach y Rafael de Marchena

El estilista y el millonario colombiano se llevan 48 años

El millonario Rafael de Marchena (85) y el estilista Erik Putzbach (37) han hecho realidad su ansiado sueño de casarse. Unieron sus vidas el pasado 6 de enero en una íntima ceremonia en la mansión que el octogenario posee en Los Ángeles. Lecturas publica en exclusiva las imágenes del enlace y la primera entrevista que conceden los felices contrayentes.

Ya sois esposos.
Erik.¡Sí! Fue muy romántico, nos casó un cura, dijo cosas preciosas. Antes de empezar la ceremonia cantó un barítono.
Rafael. Fue un regalo de Plácido Domingo, es muy amigo mío. No pudo venir a la boda.
Un cura muy moderno.
E. Sí, creemos que es gay.
¿Cuál fue el momento más emocionante de la ceremonia?
R. Todos, muchos invitados lloraban.
E. El intercambio de las alianzas. Cada una tiene diez diamantes, por los 20 años que hace que nos conocemos.
Tienen que ser muy caras.
R. Sí, cada anillo me costó unos 5.000 dólares [4.200 euros].
¿Quién ha organizado la boda?
E. Rafael. Yo me he preocupado solo de estar guapo.
¿Cuántos invitados acudieron?
E. Noventa. De España solo me acompañó mi padre, está encantado con su yerno. Eché mucho de menos a mi madre, ella hubiera sido feliz. Me puse uno de sus collares.
¿Tus hermanos te han felicitado?
E. A mi hermano y a mi cuñada les hubiera encantado venir. Mi hermana ni me ha felicitado.
Os lleváis 48 años. ¿Ha sido un problema?
E. Es el hombre de mi vida. Este no es un matrimonio que va a durar 30 años, sería un récord mundial. Espero que Dios nos dé salud para disfrutar lo máximo.
Erik, háblanos de tu traje de novio.
E. Es de Ramón Sanjurjo, me lo regaló y vale más de 1.500 euros. Azul llevaba las uñas de lo pies, prestado nada.
¿Te has hecho algún retoquito antes de la boda?
E. Me hice un blanqueamiento dental. Cuando me estiré las cejas para arriba no me dio tiempo a hacerme un injerto de pelo, y hay una zona que me gustaría repoblar.
¿Dormisteis juntos la noche anterior a la boda?
E. Sí, pero desde que el 27 de diciembre nos encontramos en Nueva York no hicimos el amor hasta la noche de bodas.
¿Os habéis regalado algo?
E. Le regalé unos gemelos de oro amarillo con diamantes y esmeraldas. Él todavía nada.
R. Las alianzas.
E. En Nueva York vi una pulsera de diamantes que me enamoró y no era muy cara, a ver si cae [risas]. Soy como Liz Taylor, los diamantes son mi gasolina.
¿Cuál fue el menú del bufet?
E. Salmón, pollo en salsa de champiñones, raviolis, ensalada de palmitos y una sección de quesos.
R. Bebimos cócteles, champán y vino blanco. En mi casa no se sirve tinto a no ser que sea una comida formal, tengo miedo a que alguien derrame una copa en mi salón.
E. Piensa que todos los muebles son antigüedades.
¿Cuánto ha costado la boda?
E. ¿Quieres que le dé un infarto a mi Rafael? [risas].
R. En total unos 55.000 dólares [46.000 euros].
Erik, sufriste mucho cuando eras adolescente y hoy cuentas al mundo que te has casado.
E. Era introvertido y sufrí anorexia, era tímido. Fíjate, ahora soy muy seguro, orgulloso de mi homosexualidad.
¿Ha sido la boda soñada?
E. Sí, casarme era mi sueño y con Rafael he encontrado la horma de mi zapato, gozamos de las mismas cosas.
R. Somos felices. Nos reímos y nos damos amor.

Por Karmele Izaguirre

Fotos: Amanda Kari McHugh