Así fue la apoteósica boda de Joaquín Sánchez y Susana Saborido hace 20 años: repleta de fútbol, dos looks imposibles y niños colándose

Joaquín, en calesa, llegaba al templo en el que uniría su vida a la de aquella chica que, en un principio, no le tragaba. El futbolista y esta se habían conocido por unos amigos comunes tres años atrás y ella siempre manifestó que el deportista no era de su interés. Una noche en la que se quedaron a solas, descubrió cómo el auténtico Joaquín y ahí ya no se pudo resistir. En julio de 2005, sellaban para siempre sus destinos. 

Susana Saborido no le conocía por su papel en el terreno de juego. A ella le interesaba poco o nada lo que tuviera que ver con el llamado 'deporte rey', y, cuando se lo presentaron, le dio la impresión de que Joaquín "era un espabilado", incapaz de concentrar el interés en una sola chica. Se equivocó.

Lo que surgió entre ellos fue tan especial que viente años más tarde aún sigue intacto. 

La novia, arropada por su padre, llegó a la iglesia montada en coche de caballos. Para el gran día, escogió un modelo nupcial muy de moda a principios de los dos mil, plagado de tendencias que, con el tiempo, no han aguantado bien el paso del tiempo. 

No le faltaba de nada al look nupcial. El vestido que Susana Saborido escogió para su gran día era hijo de su tiempo y de sus circunstancias. 

Se trataba de un conjunto formado por top con escote corazón y brocados de flores, que combinó con una falda con pronunciada abertura repleta de volantes, a medio camino entre lo bohemio y lo flamenco. Por si no era suficiente, el accesorio favorito por todas las novias de la época: el velo pirata. 

En esta imagen, Susana podría ser cualquier invitada a unos premios de la música celebrados en 2005, sin embargo, era una novia camino al altar. Siempre fan de las tendencias, Saborido también las lució en su maquillaje, en tonos tierra y con protagonismo a los nudes. Mención aparte merece el delineado chocolate que décadas más tarde volvería a estar de actualidad.

Esta manera de llevar así el velo causó sensación entre las novias esos años, especialmente las que se casaban con un futbolista. Fue una moda que también fue seguida por Yolanda Ruiz en su boda con Pepe Reina o Mayte García en su unión a Santiago Cañizares.

Si el look de Susana fue llamativo, el del novio tampoco se quedó atrás. Para su gran día optó por una levita negra, que era poco propia ni de la fecha ni del lugar del enlace, y, en lugar de corbata, Joaquín se decantó por un pañuelo al cuello para jugar a ser un dandy gaditano. 

Todo el Puerto le vio vestido de novio. En el interior de la iglesia se agolpaban invitados, conocidos y curiosos. De ahí que el futbolista, mirase donde mirase, encontrara gente que no sabía de dónde había salido. Se ha llegado a comparar su boda con el tumultuoso enlace de Lolita Flores y aquel "si me queréis irse", pronunciado por La Faraona. Había curiosos en los bancos, las escaleras y hasta en el altar. "Era la casa de dios, pero todos no cabíamos".

"Cuando llegué, no veía nada. No veía a Joaquín, no veía el altar. Solo vi a Lopera que estaba al principio", contó Susana Saborido en Antena 3.

El icónico presidente del club de fútbol fue uno de los invitados famosos que viajaron hasta El Puerto de Santa María para presenciar el enlace. Muchos de estos vips no pudieron llegar hasta el interior de la iglesia por la cantidad de curiosos que ya estaban dentro del templo. "Yo me acuerdo que me estaba casando y al lado mío había un niño lleno de arena, que venía de la playa", rememora de este apoteósico día.