Todas las miradas estaban puestas en Meghan Markle y el príncipe Harry. La pareja, muy querida en Reino Unido, había conseguido emocionar tanto como si se tratase de una boda de corte real -todavía recordamos el fervor de la de Guillermo y Kate-. Pero no han sido los novios los únicos que han despertado interés. La llegada de la reina Isabel, de la madre de la novia o, como no, de la propia Kate Middleton han logrado lo imposible: eclipsar, un poquito, a la propia Meghan...
Los invitados comenzaban a desfilar a primera hora de la mañana. Numerosas estrellas, muchos amigos y conocidos y poca representación de las Casas Reales europeas. Esta no era una boda de Estado y se iba a notar en cada uno de los detalles. Amal Clooney y Victoria Beckham conseguían colarse entre lo más comentado a la espera de la llegada de la novia. También la presentadora Oprah Winfrey o la deportista Venus Williams. Todo parecía más Hollywood que Inglaterra.
La expectación iba creciendo por momentos. La aparición de los primeros miembros de la Familia Real daba el pistoletazo de salida. Entre los más analizados, el de Pippa Middleton, estrella revelación en la boda de su hermana Kate, el de Doria, la madre de Meghan Markle -y única representante de su familia-, el de Camila, duquesa de Cronualles y el de la reina Isabel, con su tradicional corte.
Kate Middleton guardaba un plano mucho más discreto. Pese al enorme interés que despierta, casi no hemos podido verla en la ceremonia. La Familia Real al completo ha tratado de pasar lo más desapercibida posible, algo a lo que no estamos acostumbrados en este tipo de bodas. Eso sí, los gritos del público a la salida de los ya marido y mujer dejaban las cosas claras: todos adoran a Harry y Meghan.