A punto de cumplir 60 años e igual de seductor que siempre. Dice que es genético, que no lo puede evitar… Pero que nadie tampoco se preocupe por Fabiola. Su mujer lo tiene “caladito” porque sabe que, al final, es todo palabrería, “un pico de oro”. Bertín Osborne se lanza al mundo de la colchonería como imagen y como empresario, Eternatur, se llama la empresa. Abuelo, sí, de 5 nietos, pero, sobre la cama donde recibe a la prensa sigue siendo un hombre de anuncio. Está haciendo electrofitness y lo de plantearse salir sin camiseta en una portada no es ninguna broma. Porque proyectos no le faltan. Reinaugura dentro de poco unas remozadas bodegas en La Rioja, su línea de alimentación va viento en popa, está proyectándose una casa en Ciudad Real, sigue con su gira de teatro y de conciertos, presentará la Gala Starlite en Marbella en verano, en agosto grabará nuevo disco y, lo más importante, cada mañana viste a su hijo Quique antes de salir de casa para ir al centro de rehabilitación de Guadalajara donde han conseguido que su estructura muscular esté cada vez más fuerte. No para porque gran cantidad de los ingresos que percibe, el 100% de sus discos por ejemplo, van directamente para la fundación que lleva su nombre, para investigar y para comprar robots pediátricos para niños con la misma dolencia que su hijo. En mucho tiempo, solo se ha cogido una semana de vacaciones, y fue por una infección en una muela del juicio.
“Y no puedo comer. Estoy a base de sopitas. Como las viejas… al menos he adelgazado tres kilos, que por los menos tiene una parte buena…”.
Pero tienes unos colchones estupendos para descansar, ¿no?
Los mejores del mercado.
Y duermes como un bendito.
Duermo muy bien. Cada vez mejor. Y solo.
¿Solo?
He dormido solo siempre. Nunca en mi vida he dormido con nadie.
Me tomas el pelo.
Que sí. En camas separadas, pero en la misma habitación.
Pero, ¿y eso?
A la hora de dormir, hay que dormir. Que luego quieres sacar la pata por lo alto, la saltas, pero para dormir, hay que dormir solo.
Y ahora me dirás que duermes también en pijama de franela.
Duermo en bolas.
¿En invierno y en verano?
Y con la ventana abierta. En invierno y en verano.
Y en esa cama fría, ¿con qué sueña Bertín Osborne?
En seguir viviendo que no es poco.
Pero si eres un seductor…
Tiene su gracia sí.
Y a punto de cumplir 60, más.
Es que ya quisieras cumplirlos tú como estoy yo
Yo, firmaba ahora mismo.
Mira, ayer mismo, jugué un campeonato de padel con dos chavales de 35 años y me decían: “Joder, macho, es que yo pensaba que no jugabas tanto”
Porque estás muy en forma.
Hago mucho ejercicio. Ahora hago electrofitness. Tres días en semana. Estoy asustado.
¿Los resultados son muy buenos?
Si me ves, te acojonas.
Es ese, el físico, ¿el secreto de tu éxito? ¿Tu arma de seducción masiva?
Es el… Pico de oro (risas)
Oye, y ¿cómo lleva un hombre como tú lo de ser abuelo?
Me encanta.
Ah, ¿sí? Recuerdo que a mi madre cada vez que una de sus nietas la llamaba “abuela” se le caía el alma a los pies.
Y a mi padre. Es bisabuelo el tío y a su bisnieto le llama “el cabroncete”. Mi padre es Enrique no es el “abuelo”.
¿Qué edad tiene tu padre?
Ochenta y muchos… Y está estupendo. Te lo juro por mi vida que el otro día le pillé ligando. Ayer, sin ir más lejos. Tomando el aperitivo. Con la camarera, que también estaba estupenda. Como va allí todos los días, “venga siéntate aquí”, “¿Qué vas a tomar Enrique?” Y mi padre la invitó al teatro y le dijo que sí. Una cosa insólita. (Risas). A mi mujer le digo: pero ¿Qué quieres? Ya conoces a mi padre, ¿no? Esto es genética. Naturaleza pura.
¿Qué te da más responsabilidad ser abuelo o papa?
No hay ninguna diferencia. Entre ellos tampoco, son todos primos. Como padre siempre tienes una responsabilidad distinta, más responsabilidad, pero nuestra relación, la mía con mis hijas y mis nietos es muy cercana. Nos vemos todos los días. Juanito, mi nieto, es una cosa sorprendente lo bien que se lleva con mi hijo Carlitos. Carlitos “cuándo viene mi primo Juan”. A ver cómo le explicas que es su tío… (Risas).
¿Y la pequeñita Sandra cómo está?
Muy mona. Preciosa. Es que cuando son tan pequeños… Yo empatizo más con los niños cuando son más mayores...
Tu hija menor ya deja también la casa, ¿no?
Acaba de terminar derecho y ahora va a hacer un master en Boston, de propiedad intelectual.
Dijo que quería trabajar contigo…
No sé. No tengo ni idea. Cuando termine, que decida lo que quiera hacer.
¿Te gustaría trabajar con ella codo con codo?
No. Yo prefiero que ella trabaje primero en otro sitio. En otra empresa. Que salga adelante, que sepa qué es lo que quiere hacer y que después, si quiere trabajar conmigo, ya lo hará. Para empezar, trabajar con los padres es mala idea.
Pero Alejandra trabajó contigo.
Y fue mala idea. Estuvo trabajando y se marchó y lo entendió. Cuando uno quiere tener una vida profesional no puede empezar trabajando con una protección que no tendría por qué tenerla. Yo trabajé con mi padre dos meses y terminamos tarifando. Después, una vez que tienes una experiencia, que tienes claro cual es tu función profesional en la vida, y puedes ya establecer una relación profesional con tu padre, ahí ya estamos hablando de otra cosa.
Hablando hace poco con Fabiola decía que ¿quizás os mudáis a una finca a Ciudad? Real.
Es que ya tenemos un proyecto y todo
Pero ¿os irías allí? Y ¿la casa de Sevilla? ¿La de Madrid?
Todo puede ser. Fabiola sabe que yo algún día me iré a vivir a allí. Pero nuestra residencia, ahora, está en Madrid y la de Sevilla, en venta.
¿Y la casa como será?
El proyecto está muy condicionado a Quique. Tiene que tener unas características muy especiales. Una sola planta, sin escaleras… Fabiola y yo coincidimos por obligación. Y te voy a decir: yo que siempre he hecho mis casas, las he diseñado, las he decorado… después de ver lo que ha hecho Fabiola en esta casa en Madrid, me ha dejado tan asombrado, que prefiero que ahora lo haga todo ella.
¿Cómo está Quique?
Ahora estamos yendo a un centro en Guadalajara. Todas las mañanas. Allí tiene una especia de robot que le estimula para andar. No anda todavía, pero ya tiene una postura mucho mejor que antes. Cuando se pone de pie, ya tiene las dos plantas de los pies asentadas. Su estructura corporal está mejorando muchísimo. Está muy fuerte. Tiene mucha musculatura. Está estupendo.
¿Y Carlitos?
Pendiente de él siempre. Ojalá sea consciente de que el futuro de su hermano pasa por él. No le quiero presionar ni meterle eso en la cabeza, que es muy pequeñito, pero estoy seguro de que él solito se da cuenta de que su hermano cada vez lo va necesitando más.
¿No le tiene celos por la atención que le prestáis a su hermano?
Carlos es un tipo listísimo. Sabe perfectamente cuando tiene que echarle una mano a Quique, cuando quiere que juegue con él, le entiende… Lo primero que hace cuando se despierta es darle los buenos días y un beso a su hermano Quique. Hoy que estaba yo con Quique esperando a mi suegro que venía de Caracas, así lo ha hecho. Antes de besarme a mí o a su abuelo, ha besado a su hermano. Quique se ha puesto a chillar como un loco cuando ha visto a mi suegro y Carlitos, le ha abrazado las piernas y luego ha esperado a su ladito a que su abuelo terminara de besar y abrazar a Quique.
Eso es muy bonito.
Sí. Son cosas que me hacen pensar en que todo va a ser fácil.
Y después de tu semana con la muela del juicio, ¿has vuelto al trabajo?
Sigo con el teatro. Mañana actúo en Burgos No he parado. Hasta noviembre o así estoy de gira. De gira de conciertos y de teatro y en agosto grabaré otro disco más para sacar en navidades.
¿Y cómo será este disco?
Es una idea muy bonita. Con tres cantantes.
O sea, tú y otros dos.
Eso es. Dos españoles y un americano. Nos falta uno todavía.
Pues cuéntame quién está confirmado.
Francisco será el otro español. Nos falta el americano. Me gustaría que fuera José Luis ‘El Puma’…
¿Y qué cantaríais? ¿Cómo se llamaría?
Seríamos nosotros. Nosotros con nuestros temas de los 80 y se titularía “Los tres señores”. Yo cantaría Latino, Francisco Pavo Real… ¿Te imaginas? Pero José Luis no lo podrá hacer…
¿La recaudación del disco también iría a la Fundación?
Al 100%.