Quiso irse sin hacer ruido y sin preocupar ni sumir en la angustia de sus últimas horas a muchos de su círculo íntimo. Bimba Bosé hizo todo lo posible porque no trascendiera entre los suyos que, en cuestión de semanas, su llama se apagaba y su tiempo en este mundo se acababa. De nuevo, dos de sus cualidades que más la caracterizaban, la entereza y la valentía que ha demostrado en su lucha contra el cáncer, brotaban en sus últimos días. La modelo que se había trasladado en los últimos meses a Sotogrande (Cádiz), donde había encontrado la tranquilidad que necesitaba para ella y para su familia, viaja a Madrid el martes 17 de enero. No era una visita rutinaria como la que solía hacer cada tres semanas para someterse a las revisiones, tratamientos y sesiones dentro de cabinas hiperbáricas.
Esta vez había notado que sus fuerzas se extinguían para no recuperarlas jamás. El 20 de enero ingresaba en el Ramón y Cajal, hospital en el que encontraba la muerte apenas 72 horas después. Su estado se había agravado considerablemente y los médicos consideraron que debía quedar ingresada. Primero en planta, pero el cuerpo de la sobrina de Miguel Bosé ya no podía más y el dolor la estaba minando. Bimba pasaba a cuidados intensivos para no sufrir más y, consciente de que se apagaba, pidió que le suspendieran el tratamiento.
Aún así, no quiso avisar a muchos de sus amigos para que pudieran despedirse de ella. Sin embargo, habló por Whatsapp con ellos incluso durante su ingreso. La hora del último mensaje enviado desde su teléfono quedó fijada en las últimas horas del 21 de enero. Ese mismo día, Charlie Centa, su "ángel de la guarda", paseaba con las hijas de Bimba, Dora y June, por el barrio de Salamanca. El modelo británico tampoco fallaba al gran amor de su vida esta vez, como ninguna de las veces anteriores, y se hacía cargo de las pequeñas en una experiencia tan compleja y triste. La musa de las pasarelas, hija de Lucía Dominguín, artista multidisciplinar, madre y luchadora, fallecía a los 41 años rodeada de sus seres queridos, "en paz y sin sufrir más", como expresaba conmovida y entre lágrimas su tía Paola Dominguín.
Este martes por la tarde a las 18h, se celebra en el tanatorio de Tres Cantos una misa de despedida por Bimba Bosé, que será incinerada. Muchos amigos acudirán para darle su más sentido adiós. Su abuela Lucía Bosé, muy afectada, ha preferido quedarse en el pueblo donde tiene fijada su residencia y su tío, Miguel Bosé, no podrá estar tampoco presente porque no ha encontrado vuelo desde Panamá.