Cuando en diciembre de 2015 Pablo Alborán afirmó que se tomaba dos años sabáticos a todas sus fans se les rompió el alma. Tal fue el disgusto que el exitoso cantautor malagueño tuvo que aclarar que no se retiraba definitivamente, simplemente tenía que buscar un respiro: “Llega el momento de parar, el momento de buscar tiempo para mí, para mi familia y para el amor por supuesto”.
¿Y cómo han sido los primeros 12 meses de ese respiro? Además de disfrutar de muchos días de vacaciones repartidas a lo largo de 2016, a veces con la familia y otras con amigos, Alborán ha pasado la mayor parte en su casa de Málaga, junto a sus padres y hermanos. Allí, en el pequeño estudio donde nació el mito, ha vuelto a componer, sin prisa pero sin pausa, las canciones de un nuevo disco que vera la luz próximamente y que seguro tendrá la misma acogida que su último “Terral”.
Precisamente “Terral” es el nombre de su perro, un fornido labrador color chocolate que le acompaña en este prolongado descanso de escenarios y hoteles. A su lado se sienta cuando coge la guitarra y entona alguna idea, con el pasea por la playa o por el campo y con su fiel amigo ve las puestas de sol al borde del Mediterráneo.
No ha dejado de hacer ejercicio, le encanta el deporte, solo hay que ver los músculos de su cuerpo, por eso suele salir a correr o acude a algún gimnasio. Es feliz compartiendo con amigos una comida o una cena, o simplemente una tarde relajada de charla y risas. Igualmente se deleita acudiendo a alguna actuación como la de Celia Flores en el Teatro Cervantes de Málaga, donde se le vio aplaudiendo a Pepa Flores junto a otra de sus hijas, María Esteve.
¿El amor?, Pablo dijo que quería tiempo para el amor aunque parece que esa faceta de su vida aún no está cubierta o lo lleva con tanta discreción que no ha transcendido.
Ha dedicado tiempo a estudiar, a componer, a estar metido en el intríngulis de la creación de un trabajo discográfico y, por supuesto, no se olvida jamás de la música. Su retiro no ha sido de las cuerdas de una guitarra, las teclas del piano o la voz, únicamente ha sido del extenuante trajín de un artista en activo.