¿Cuánto tiempo ha pasado desde que terminó la primera entrega de Ven a cenar conmigo: Gourmet edition? ¡Pues una eternidad! El programa que reúne a cuatro famosos para que nos deleiten con su destreza en la cocina ha supuesto toda una revolución. El estreno de esta segunda tanda de episodios ha corrido a cargo de Fortu, líder de Obús y ya veterano en esto de participar en realities y talents. Eso sí, su casa no solo ha dejado patidifusos a los comensales invitados... ¡Ver para creer!
La primera remesa de Ven a cenar conmigo: Gourmet edition nos dejó momentos míticos protagonizados por Ana Obregón, Rappel, Lucía Extebarría y Víctor Janerio. Todavía soñamos con las túnicas del vidente y los enfrentamientos entre la escritora y el torero -¡y con la desastrosa cocina de la bióloga!-. Tal fue el éxito que ya tenemos aquí la segunda entrega VIP del concurso. Para esta ocasión, han decidido meter en la misma habitación a Alba Carrillo, Antonia Dell'Atte, Óscar Martínez y a Fortu.
El cantante ha sido el encargado de preparar la cena en la primera de las entregas. Un menú que tampoco ha dejado muy satisfechos al resto de los invitados. Algo parecido con lo que ha ocurrido con su casa. El rockero, fiel al heavy que corre por sus venas, tiene las paredes repletas de guitarras y recuerdos de su longeva carrera profesional, pero, claro, también algún que otro detalle que todavía nos provoca pesadillas. Solo diremos dos palabra: los imanes.
La cocina de Fortu poco tiene que ver con la de la Obregón. Mucho más moderna y cuidada, dejaba claro que el cantante pasa tiempo preparando platos. O viendo los MILES de imanes de su nevera. ¿Será necesaria tanta decoración? Claro que, puestos a cambiar cosas, igual el radiocasette del comedor debería ser lo primero que abandonase la casa. Tal vez Fortu, hombre de antaño, todavía desempolva los cd's y casettes para escuchar sus primeras maquetas.
Con todo, hubo detalles que dejaron encantados a los invitados. Antonia Dell'Atte no podía creer la maravillosa chaqueta que tenía el cantante en su dormitorio. ¡Era igual que la suya! Eso sí, las botas no convencieron tanto a Alba. Y su olor, menos. ¿Para qué se las puso si le daban cierta aprensión? Ay, los misterios de la Carrillo... ¡Qué ganas de verla cocinando!