Pelayo Díaz (38 años) se encuentra inmerso en una de las aventuras más importantes de su vida, ‘Supervivientes 2025’. El onubense ha regresado a la pequeña pantalla con este proyecto después de su polémico paso por ‘MasterChef Celebrity’. Por el momento, está demostrando soberanamente que es capaz de soportar las inclemencias meteorológicas de Honduras y la falta de comida y comodidades que en su día a día sí tiene. Los lujos y la ostentación le han acompañado en sus últimos años, desde que despuntó su fama como estilista. No siempre fue así. Creció en una familia de clase media en Oviedo.
Es hijo de la funcionaria jurídica Elena Zapico y el constructor Antonio Díaz. Son quienes han moldeado su carácter. De su madre, con la que tiene más afinidad porque son iguales, aprendió el valor del trabajo y a ser muy fuerte. "Me has enseñado a ser un currante y un trabajador", dijo en una ocasión a través de las redes sociales con motivo del Día de la Madre. También heredó su amor por la moda porque “es la mujer con más estilo del mundo”.
Recuerda con mucho cariño aquellos desayunos que le preparaba cada mañana con un conjunto de ropa interior ideal y subida siempre a unos tacones. “Y los labios rojos. Siempre los labios pintados: para ir al monte o limpiar la casa”, contaba en una entrevista en MTMAD.
De hecho, fue ella quien le cambió la vida. Él quería estudiar moda fuera como fuera y después de acabar los estudios de bachillerato hizo un trato con su madre. “Yo me presento a Selectividad y si apruebo me compras una maleta para irme a estudiar moda”, aseguraba Pelayo Díaz, quien consiguió aprobar. Su madre no solo cumplió con su palabra, sino que le regaló su primera maleta Louis Vuitton. Para el estilista es un apoyo fundamental. En parte porque, como reconoció, son como dos gotas de agua: “Somos tan parecidos que discutimos mucho, pero al final es porque somos iguales y estoy muy orgulloso de ello”.
La irresistible oferta que le hizo su padre para que no se fuese
Antonio Díaz nunca quiso que su hijo se dedicase a la moda. Quería que Pelayo Díaz siguiese sus pasos en el mundo de la construcción, una tradición familiar. Cuando supo que se iba a Londres para estudiar moda con 18 años le intentó convencer de lo contrario. A cambio de no irse, le regalaba un piso, un coche y le daba trabajo en su empresa. Pero el televisivo prefirió cumplir su sueño.
"Vale, yo me voy a Londres y hago la prueba en Saint Martin. Si no consigo entrar vuelvo a Oviedo, aprendo el oficio de constructor como tú lo aprendiste del abuelo y trabajamos juntos", le contestó él. Nunca tuvo que volver porque le cogieron a la primera en una de las mejores escuelas de moda. Aunque no era su idea, su padre se alegró mucho por su hijo. "Cuando lo llamé para decirle que me habían cogido, mi padre se echó a llorar de orgullo", recordaba Pelayo Díaz hace unos años.
Otro de los pilares en la vida del estilista es su hermana, Natalia, siete años mayor que él. Siempre han sido uña y carne desde que eran bien pequeños. Como prueba el tatuaje de ella que luce Pelayo Díaz en su cuerpo. Al igual que su madre, la ortodoncista de profesión tiene mucha culpa de que decidiese dedicarse a la industria textil. Fue ella quien le enseñó una portada de una revista de moda con Kate Moss como protagonista que le cambió la vida. A partir de ese momento, su cabeza hizo un click, según confesó años atrás.
Ambos se conocen a la perfección. Fue Pelayo Díaz quien diseñó para ella uno de los dos vestidos únicos que lució el día de su boda. No era un conjunto cualquiera, pues llevaba muchos años gestándolo en su cabeza. En concreto, desde su etapa en la escuela Central Saint Martins de Londres. El otro lo creó el fallecido David Delfín, exprareja del concursante de ‘Supervivientes’.