La isla despierta muchos misterios. Antes de empezar esta edición de Supervivientes todos tuvimos claro el nombre que iba a sonar entre palmeras y cocoteros. María Lapiedra llevaba semanas posicionada entre lo más comentado de la cadena. Sus idas y venidas, sus devaneos románticos, sus enfados en plató -y reconciliaciones entre bambalinas-, todo era noticia y todo interesaba. ¿Cómo no saltar del helicóptero convertida en una estrella? Claro que entre celebrities anda el juego. Lo que prometía se ha quedado prácticamente en nada. ¿Qué le ocurre a 'pasqualina'? Ahora, por fin, lo sabemos...
La estrategia como motivo de expulsión. En un concurso. Donde todos quieren ganar. Así se las gastan en los realities. Llegar a un espacio como Supervivientes con la lección aprendida no es sinónimo de victoria. De hecho, casi al contrario. Muy interiorizada y sutil debe ser como para acabar convenciendo a los espectadores. Somos humanos, ¿qué le vamos a hacer? Nos gusta sentirnos torpes e identificados y que nadie venga a leernos la papeleta. De ahí que María Jesús Ruiz haya acabado, en cosa de una semana, como la favorita de muchos. El encanto de la Miss es arrollador.
Con todo, una pregunta recorre la mente de los que, cada ¿martes, jueves y domingo? se sientan delante del televisor. Una pregunta que nadie hubiese podido imaginar antes del arranque del concurso. Una pregunta que... Bueno, perdón, vamos al lío. ¿Dónde está María Lapiedra? ¿Dónde ha quedado aquella exactriz que revolucionaba Sálvame y era capaz de dejar plantados a los cámaras si no le venía bien la hora? De repente, no la vemos. Sí, está en la isla, gana alguna prueba, trata de pescar alguna cosa, pero ni rastro de la Lapiedra que recordábamos.
Todo esto, evidentemente, forma parte de una de las tácticas más seguidas en todo reality que se precie. Las primeras semanas son cruciales. Se forman los grupos, se establecen las primeras dinámicas y el público se centra en aquellos que más horas de televisión son capaces de acaparar. ¿O es que alguien votó a Melissa por su mal hacer con el fuego? La pobre pasó tan desapercibida al lado de Mayte o Saray que acabó siendo expulsada por descarte. Claro que mucho foco también genera muchos odios...
María controla perfectamente la televisión. Sabe manejar los tiempos, las pausas y los contenidos y todo lo hace con una enorme sonrisa y ese toque pizpireto que tanto nos gusta. María podría ser la reina de la isla -con permiso de Sofía- si se lo propusiese. Parece que todavía no ha llegado ese punto. Ganar la última prueba fue un golpe sobre la mesa pero necesitamos muchos más. ¿Estará esperando a protagonizar el remake del encuentro Rosa-Amador para disparar los audímetros? 'Pasqualina' es capaz de eso y más.
Tenemos los dedos cruzadísmos para ver la explosión Lapiedra. Si se lo propone, puede llegar perfectamente a la final. Falta que quiera -y que Logan le deje-. A veces, los dramas mundanos no funcionan en la isla y toca inventar unos nuevos. Sofía lo ha visto rápido. María, ¿a qué esperas?