La genética ha hecho que los rasgos de Andrea Molina sean inconfundibles. Aunque ella misma reconoce que también tiene “algo de su madre”, lo cierto, es que la joven actriz es igual que la familia de su padre. La hija de Lydia Bosch y Micky Molina posó ayer en su primer photocall en la inauguración de cinco plantas de ropa y accesorios en unos grandes almacenes en Madrid. A pesar de los nervios de enfrentarse por primera vez ante los medios, Andrea, consiguió eclipsar a las dos grandes embajadoras del evento, Eugenia Silva y Poppy Delevigne.
Centrada en sus estudios, la joven, de 24 años, es consciente del largo camino que le queda por recorrer, y aunque tiene varios posibles proyectos y prefiere no hablar hasta que estos se confirmen o terminen de descartar, Andrea, sigue los consejos de su madre y está centrada disfrutar cada momento, porque, “aunque el camino sea largo, se pueden aprender muchas cosas”.
Siempre positiva, porque “eso es lo que te ayuda”, Andrea no tiene miedo al peso o la presión que puedan otorgarle sus apellidos, y, aunque reconoce que siendo hija de dos grandes actores las expectativas que se pueden tener de ella son mayores, al final, el talento “se demuestra andando” y es algo, que espera hacer.
Feliz y enamoradísima, Andrea, que es muy activa en las redes sociales, no duda en compartir románticas imágenes con su chico, el guitarrista Juan Fernández, del grupo Marlon. “Ya me han pillado, estoy muy contenta; viviendo el presente y a ver qué pasa”, decía la joven sobre su relación con el músico. Lo cierto, es que no sabemos qué tienen que tener los chicos de esta banda de música que levantan pasiones y enamoran a las actrices de nuestro país, y es que, la actriz Ana Fernández, sale desde el mes de diciembre con el vocalista del grupo. Y aunque ella, sí que participó en uno de los últimos videoclips de la formación, Andrea prefiere separar el trabajo y el amor y no cree que llegue a trabajar en ningún proyecto con su chico.