Desde que el conflicto se instalase en su vida, han sido pocas las veces que Arantxa Sánchez Vicarioha querido hablar en primera persona. La tenista, tras alejarse de su familia después de la publicación de sus memorias, se encontraba, de repente, con la separación del hombre que había estado a su lado en los momentos más complicados. Josep Santacana emprendía su propio camino y empezaba, entonces, un nuevo periplo para la tenista. Ahora, en pleno enfrentamiento por la custodia de sus hijos, Sánchez Vicario ha querido hablar… aunque no demasiado sobre su vida.
Arantxa Sánchez Vicario se convertía en la protagonista indiscutible de la última entrega de ‘Quan s’apaguen els llums’ -cuando se apagan las luces-, el programa de TV3 dedicado a grandes personalidades de los últimos tiempos. Imposible discutir la carrera deportiva de la tenista, una pionera que llegó a lo más alto, aunque haya sido su situación personal y sentimental la que haya llenado páginas en los últimos años.
La tenista prefería silenciar todo lo relación con su separación de Santacana y centrarse en su faceta deportiva. “Es difícil gestionar el éxito, especialmente a quienes nos llega tan jóvenes como en mi caso”, explica Arantxa. “Cuando todo esto más se nota es cuando dejas de jugar”. Mención inevitable en este momento a su familia y, sobre todo, a su hermano Emilio.
“Yo hice el primer paso para la reconciliación con mis hermanos”, asegura ahora la tenista. “Les pedí perdón y lo aceptaron. Los necesitaba, especialmente a Emilio”, confiesa. “Él me abrió los brazos desde el principio y la verdad es que le tengo mucho cariño. Siempre lo he tenido y siempre lo tendré porque ha estado a mi lado”. La única concesión a un terreno más personal de la extenista.
“En estos momentos están hablando más de mi vida personal que del tenis, pero la vida sigue y lo importante es que hice una carrera en el tenis muy bonita”, se justifica Arantxa mientras en Estados Unidos continúa su proceso judicial para determinar la custodia de sus hijos. “Lo que nadie me puede quitar es el cariño que tengo de la gente de allá por donde voy”.