Antonio Matos, viudo de Caritina Goyanes, se enfrenta a su trance más difícil solo dos semanas después de su muerte

Antonio Matos, el viudo de Caritina Goyanes, ha protagonizado una de las imágenes más complicadas de su vida sin su mujer

JC
José Confuso

Director digital de Lecturas

Antonio Matos
GTRES

Es uno de los momentos que marcan el mes de septiembre. Comienza el curso escolar y los alumnos se reincorporan a sus rutinas. Aunque no para todos ha sido un verano corriente. Antonio Matos era el encargado de llevar a sus dos hijos en su primer día de colegio. El viudo de Caritina Goyanes se enfrenta a la que es ya su nueva vida sin su mujer a su lado. La hija de Cari Lapique fallecía el pasado mes de agosto de forma repentina víctima de un infarto.

El empresario era captado por la revista ‘Hola’ acudiendo al colegio en compañía de sus dos hijos, de 11 y 14 años. El golpe más difícil para un padre que ahora afronta la crianza de sus pequeños en solitario. Antonio ha tenido a su lado a toda la familia de su mujer. Carla Goyanes, su cuñada, se ofrecía desde el primer momento a estar con los hijos de su hermana todo lo que hiciese falta. El bienestar de los dos es la gran preocupación de la familia Goyanes.

También su abuela, Cari Lapique, se desvive por los pequeños. Todos han hecho piña tras la terrible noticia. Juntos han afrontado los trances que supone la vida ya sin Caritina. Un paso durísimo pero que ha hecho que tanto Antonio Matos como la familia de la empresaria se apoyen los unos a los otros.

La vida actual de Antonio Matos, viudo de Caritina Goyanes

La principal preocupación de la familia son, desde luego, los hijos de Caritina. Los pequeños acudían a dar el último adiós a su madre junto a su padre. Antonio Matos sacaba fuerzas de flaqueza para arropar a su hijos. La repentina muerte de la empresaria ha dejado a todos en shock. Nadie podría creer que Caritina falleciese tan solo veinte días después que Carlos Goyanes, su propio padre. La familia está destrozada.

Si algo han dejado claro los Goyanes es el enorme agradecimiento que han mostrado por todos los mensajes y las condolencias. Fuertes y serenos, han aparecido ante las cámaras y han acompañado a todos los que quisieron despedirse de Caritina. La simpatía y el buen carácter de la hija de Cari Lapique había hecho que contase con numerosas amistades. Como decía su hermana Carla, no había nadie con más amigos que ella. Todo el mundo la quería.

Ahora, el legado de Caritina continúa. Tanto en la faceta más personal como en los negocios. La empresa de la hija de Carlos Goyanes continúa viento en popa. Los trabajadores dedicaban sus últimos servicios a la memoria de su fundadora y Carla Goyanes y Cari Lapique se mostraban orgullosas. Y es que la dedicación que Caritina tuvo con su empresa y el cariño con el que trató a todo el mundo siguen en pie. Es el toque que ha impregnado todo lo que ha rodeado a la hija del productor.

El apoyo de Carla Goyanes y de Cari Lapique

“Los más pequeños vuelven a la rutina con la foto del primer día de cole. Verles sonreír es la mejor medicina”. Carla Goyanes se pronunciaba a través de sus redes sociales con la vuelta de sus hijos al colegio. La hermana de Caritina reconocía que no hay nada como sus hijos para mitigar un momento tan complicado como el que está pasando. La muerte de la hija de Cari Lapique ha dejado rota a toda su familia.

Los Goyanes se preparan para hacer una nueva despedida tanto a Caritina como a Carlos Goyanes. Padre e hija fallecían con muy poco tiempo de diferencia y ambos en Marbella. Allí se encontraban pasando el verano como hacían cada año. Era su lugar feliz, el sitio en el que mejor se sentían. Tras las despedidas de ambos, la familia prepara una misa para rendirles honores y memoria en Madrid.

Según adelantaba la revista ‘Hola’, esta misa tendrá lugar el próximo 23 de septiembre en la iglesia de san Agustín. Era el templo al que acudía Caritina diariamente. La hija de Cari Lapique había encontrado su refugio en la fe y era vital en su vida. La vertiente religiosa había logrado que recuperarse el camino cuando vio que estaba perdiendo el equilibrio. Desde entonces nunca ya faltó a las citas con la iglesia.