Anne Igartiburu: "Cuando falta la madre, se resquebraja el eje de cualquier familia y cada uno sale como puede adelante. La madre es la esencia de la vida"

El 12 de junio de 1987, la periodista Rosa María Mateo abría el informativo con una tragedia que había tenido lugar en el norte de España. “Siete personas han muerto en los Picos de Europa al estrellarse el helicóptero de la policía vasca que participaban en las tareas de búsqueda del niño Germán Quintana”. La nave se chocó contra una de las montañas, provocando el fallecimiento inmediato de todos sus ocupantes. A varios kilómetros de ahí, en Elorrio,Vizcaya, una adolescente rubísima y con los ojos azules no paraba de llorar porque acababa de perder a su madre. Era Anne Igartiburu.

Con solo 18 años, la presentadora hizo frente a una de las peores tragedias que le pueden sobrevenir a un niño, la pérdida de uno de los progenitores. Además, la muerte de su madre resultó doblemente dura porque fue repentina y totalmente inesperada. 

Casi 38 años después, Anne Igartiburu habla de aquello con una profunda melancolía, aunque destacando siempre la maravillosa valentía que siempre caracterizó a su progenitora, Lourdes Verdes Elorria. 

Una mujer valiente y solidaria que falleció de la manera más trágica

“Ella era maestra, pero participaba, junto a mi padre, en un equipo de rescate. Los dos eran montañeros”, le dijo en 2015 a Bertín Osborne. Esa fue la primera vez que se hizo público el trágico relato de la perdida de Lourdes. Muchos conocían que la presentadora había perdido a su madre cuando esta era muy jovencita, pero pocos conocían la historia que guardaba. 

“Tu madre falleció cuando tú eras muy jovencilla… ¿Qué pasó?”, se interesó Bertín Osborne en un programa de ‘Mi casa es la tuya’. “Lo que pasa es que te quedas sin referencias muy temprano”, empezaba Anne, con su característico tono sosegado y calmado. “En todas las casas, cuando falta la madre, se resquebraja el eje de cualquier familia y cada uno sale como puede adelante. Es sentir que falta su esencia. Y la madre es la esencia de la vida. Y ella faltaba…”. 

Bertín Osborne la entendía a la perfección. Había vivido algo muy parecido en su propia familia, cuando murió la madre de sus tres hijas mayores, Sandra Domecq. Lo suyo, eso sí, no fue de la noche a la mañana. 

Se estrelló el helicóptero en el que iba a rescatar a un niño

“Mi madre falleció en un rescate. Ella estaba como voluntaria en un rescate en los Picos de Europa. Mis padres eran muy montañeros, los dos iban con perros y estaban en un grupo de protección civil. Ese día, mi padre estaba en París, en una feria de construcción, de arquitectura, y fue solamente mi madre. Se estrelló el helicóptero en el que iba”, narró Anne, con emoción contenida. 

Han pasado casi 40 años de aquello y la presentadora recuerda que la familia “salió como pudo” de aquella tragedia que arrasó sus vidas. “Tengo recuerdos de mi padre de profunda soledad. Es algo que sigue en la casa, en los pensamientos de los que vivimos… Costó levantar cabeza de aquello”. 

Ella, como su madre, también desea ayudar 

A pesar del dolor, hay un sentimiento que le provoca cierta calma en medio de la tempestad: la voluntad de ayudar de su progenitora. Lourdes se marchó haciendo algo que ella adoraba y de lo que estaba muy orgullosa. “Te da cierta satisfacción, porque ella estaba haciendo algo por los demás”. Ayudar al resto se ha convertido en una de las grandes prioridades de la vida de Igartiburu, quizás marcada este afán voluntarioso de su progenitora. 

Ahora, ella también ayuda; pero lo hace a través del bienestar y del cuidado mental, con los años, Anne Igartiburu, además de presentadora, se ha formado como coach, con el objetivo de echar una mano a toda aquella persona que lo necesite. “Yo diferencio entre un coach que acompaña un proceso de cambio de la labor que hacen psicólogos y psiquiatras. Lo nuestro es un acompañamiento durante un cambio vital para consecución de objetivos”, contó a La Vanguardia. 

Aquel fatídico día de junio, y a los 18 años, Anne entró en la edad adulta de golpe. Tenía que crecer sí o sí. Y lo hizo lo mejor que pudo (y supo entonces). Se alejó del caserón en el que vivía y empezó a trabajar. Su madre siempre le faltaría, especialmente en los momentos de mayores dudas, en los que le habría venido muy bien el consejo de ella. Aun así, ha aprendido a transitar por el duelo y a mirar a la tragedia con ojos de admiración, imaginando a su progenitora como una superheroína. 

Los homenajes de Anne Igartiburu a su madre

Son escasas las veces que Anne Igartiburu, en sus redes, habla de ella, sin embargo; sí que ha hecho algunas excepciones, como cuando colgó una imagen tocando el violonchelo. "Un gesto, un intento, un guiño, un reto. Disfrutando como una niña chica. Todo por honrar tu presencia, Ama, y tu ausencia hoy. A ti te gustaba… y a mí me emociona hoy y siempre desde niña. Quería probar, intentar y sumar a mi vida una experiencia llena de emoción. #cosasmias que me recuerdan que lo importante es sentir cada instante. Y si encima lo compartimos con nuestros seres queridos para honrar a los que ya no están, toma aún más sentido. Creo que mi sonrisa lo dice todo. Con eso me quedo", escribió en 2023. 

Aquel fue su pequeño homenaje a su madre haciendo algo que ella adoraba y que, por unos instantes, la trasladó a aquel caserón en Elorrio donde fue tan feliz a su lado mientras el sonido del violonchelo.