Si Anabel Pantoja sale de esta, debería convertirse en mediadora de conflictos internacionales. La ONU debería darle un importante cargo y que ella se reuniera con dirigentes de posturas encontradas. Experiencia no le va a faltar. Lo decimos porque actualmente se debate entre su familia y su trabajo. Su tía y sus jefes. Su corazón o su cabeza.
Actuar con frialdad en unos momentos como estos resulta complicado no, ¡imposible! La sobrinísima trata de defender a su tía, pero ayer tuvo que escuchar cómo el presentador del programa en el que colabora, ‘el dueño del cortijo’, Jorge Javier Vázquez, le decía unas cuantas verdades a la tonadillera. Y Anabel en plató, tragando saliva como podía.
Jorge quiso que a la prima de Kiko e Isa le quedara claro que contra ella no tenía nada, que con quien tenía problemas era con Isabel, pero, claro, en el clan Pantoja todos parecen sentir a través de la artista. Lo que ella dice, se hace y no hay más que hablar. Y, repetimos, Anabel ahí aguantando como podía, cayéndosele los lagrimones que su tía no había conseguido sacar la noche anterior en ‘El Hormiguero’ por mucha mirada al cielo que lanzara.
Anabel es, desde hace unos meses, una colaboradora más del programa vespertino de Telecinco. Y a él parece entregada. No ha dudado en disfrazarse cuando los jefes se lo han pedido, ni a someterse a una sesión de hipnosis en la que quedó clara su absoluta lealtad a la familia Pantoja, la misma que su tía parece no estar demostrando con ella, que no parece comprender que su sobrina cobra de un programa de corazón, de esos que tanto ahora le molestan…
Ayer, en directo se pronunciaba así con voz entrecortada, “Hay muchas veces que me gustaría levantarme, no por haceros un feo, y no estar presente en algunos comentarios, porque yo tengo que seguir, y ellos son mi familia y voy dar la cara por ellos, no voy a defender lo indefendible pero… yo voy a trabajar con ella, ella es mi tía, es mi madrina…", contaba. "Estoy en una situación que no me gustaría que ninguno estuvierais en ella (...) el hecho de que yo esté hoy aquí, me va a pasar factura", finalizaba.
¿Y ahora qué debería hacer Anabel? Pues le recomendaríamos que, por primera vez, pensara solamente en ella. Ella como ente y no como parte de un clan. Que sopese cuál es el movimiento más inteligente que puede realizar en su único beneficio. Y, si no, siempre puede esperar a que se produzca esa llamada de ONU. Debe de estar al caer.