La vida de Anabel Pantoja ha sido un trasiego constante durante años. Podía contar los días entre puentes aéreos, impersonales habitaciones de hotel, siempre con la maleta a cuestas. Por suerte, todo aquello se acabó el día que su amigo Pedro le propuso compartir piso en Madrid y le hizo "un sitio en su corazón".
La colaboradora televisiva, que se ha desnudado emocionalmente para Lecturas en una entrevista en exclusiva, ha abierto a sus seguidores las puertas de su hogar en la capital. Anabel ha mostrado a las cámaras de Morning Glory sus espacios favoritos, además de dejarnos ver una faceta personal e íntima que desconocíamos hasta ahora de ella.
Si existe una forma de describir de un plumazo la vivienda es exactamente un hogar compartido donde el espacio se convierte en un punto de confluencia de dos personalidades. Vaya, lo que viene siendo un piso de solteros, acogedor y muy bien aprovechado.
La sobrina de Isabel Pantoja abría la puerta en bata, ya dando pistas de lo cómoda que se siente en el que se ha convertido su refugio tras las duras tardes en 'Sálvame'. Con cautela y respeto, indicaba la primera estancia, el dormitorio de su compañero. "¡Un desastre!", desvelaba con humor.
Anabel dejaba ver un poco del cuarto de baño, donde destaca el mobiliario blanco y funcional. Inmediatamente, nos conduce hacia la cocina, pequeña, pero bien equipada. Desde el salón-comedor, apenas se ve su dormitorio, pero nos quedamos con varios detalles de decoración: colores neutros, objetos decorativos juveniles y un punto de saturación de elementos sobre la repisa de lo que parece una chimenea.
El salón-comedor está amueblado por dos cómodos sofás colocados haciendo rinconera. Sobre uno de ellos, cuelga un enorme cuadro (las paredes de la casa están llenos de ellos, dándole alma a la vivienda) de arte abstracto ejecutado con la técnica 'dripping'. En la pared opuesta, sobre una mesa de estilo Pop, está una enorme televisión que preside la estancia.