Anabel Pantoja: "Con 18 años me dijeron que tenía rodillas de señora de 60"

En exclusiva para Lecturas, Anabel Pantoja nos cuenta algunos de los peores episodios que vivió debido a sus complejos con su físico

anabel pantoja

Anabel Pantoja lleva desde que era muy jovencita lidiando con terribles complejos relacionados con su físico. Le ha llevado muchos años aprender a quererse tal y como es y a gustarle lo que ve cuando se mira al espejo. Ha sido un viaje difícil y plagado de episodios dolorosos, como los que nos contó en exclusiva a Lecturas en su entrevista más sincera. Ahora que siente que ha llegado al destino mejor de todos, su amor propio, cree que todo lo vivido ha merecido la pena, pues le ha llevado a donde se encuentra ahora.

“Con 18 años pesaba 95 kilos”, ha contado en las páginas de nuestro último número. “Entonces el médico me dijo que tenía rodillas de señora de 60”, relata, como uno de los episodios más dolorosos a los que tuvo que enfrentarse. No solo no se gustaba, sino que, además, un especialista en salud le decía que su cuerpo no correspondía a su jovencísima edad. Sin duda, este golpetazo le costó un buen disgusto.

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“Hace siete años probé la banda gástrica, me operé y es una de las mejores cosas que he hecho en mi vida”, nos cuenta. “Yo por mí misma sabía que no iba a bajar de peso. No me gustan los gimnasios, tampoco soy de hacer dietas estricyas, no tengo fuerza de voluntad”, reconoce con aplastante sinceridad, la misma que la llevó a ser uno de los grandes descubrimientos en redes sociales de la pandemia, donde sus directos y vídeos eran imitados y seguidos por miles de usuarios por todo el mundo ¡el pantofuror llegó hasta Korea!

Además de todo lo bueno, laboralmente hablando, que le dejó el confinamiento, también le dejó otro souvenir más. “Con la banda bajé 30 kilos, pero ahora he recuperado 10 en el confinamiento”. Pero eso ha dejado de ser un problema. El peso entiende que solo es un número y que jamás le va a decir cómo debe sentirse. Por eso ha escrito su primer libro, el manual que le hubiera gustado leer a ella cuando lidiaba con todas las inseguridades que la atormentaban y no le dejaban disfrutar, realmente, de su cuerpo.