Casi le da algo. Literalmente. Anabel Pantoja ha visto pasar toda su vida por delante en cuestión de segundos. Un enorme disgusto ha hecho que su vida se ponga patas arriba. ¿Por qué? ¿Por qué? Pues por culpa de Kiko Rivera. La colaboradora sacaba pecho ante sus compañeros por su defensa a ultranza del concursante. No solo se ha partido la cara -de forma figurada- en directo, sino que además ha invertido su buen dinero en salvarle. Lo que no había hecho era calcular el PASTIZAL que se ha dejado…
Anabel Pantoja ha pasado por su peor momento. La colaborador abandonaba su puesto en ‘Sálvame’ para defender a su primo y dejar claro que a apoyo no le gana nadie. Como buena defensora, Anabel ha sacado la artillería para que su primo Kiko se quede en la casa y sea Raquel la que tenga que abandonar Guadalix. ¿Cómo? Pues dando la cara por él y también invirtiendo dinerito en salvarle.
Kiko Hernández señalaba que la colaboradora se estaba dejando un pastizal en mensajes para lograr que el hijo de Isabel Pantoja no fuese expulsado y Anabel lo reconocía. “Estoy mandando un montón de mensajes”, explicaba. “250 por la mañana y 250 por la noche”. Entonces, Kiko sacaba la calculadora y dejaba a Anabel de piedra. “500 euros te estás gastando al día. Si cada mensaje es un euro…”. La sobrina de la tonadillera no reaccionaba.
Sin respiración y casi sin poder moverse, Anabel se iba dando cuenta de lo que estaba pasando. Si cada día se había gastado 500 euros y llevaba 7 días mínimo votando, las sumas tampoco son difíciles. Entonces, en plena crisis, Kiko avivaba el fuego. ¡Que no es un euro! ¡Es un euro con veintiséis! Anabel casi cae el suelo desmayada. ¿¡10.500 euros!? Por suerte, Kiko Hernández no es una máquina de los números y se le había ido la tecla.
Contando que Anabel no puede haber mandado tantísimos mensajes y que el precio de cada SMS llega a los 1,46 euros, puede que la colaboradora haya invertido unos 5.000 euros en salvar a su primo. Una cifra nada desdeñable, sin duda. Este mes más vale que se vaya apretando el cinturón que a la colaboradora no le van a quedar monedas para tanto viaje.