Ana Soria ha roto con la costumbre que estaba llevando a cabo en las últimas semanas. Cuando Enrique Ponce regresó a las plazas de toros tras el confinamiento, su novia decidió acudir a las plazas para verle torear. Pero en la segunda ocasión en la que vio desde las gradas cómo su pareja se ponía frente al animal, sufrió un momento de lo más angustioso al ver cómo un toro le daba una voltereta a su novio. Desde entonces cambió de actitud. La joven estudiante de derecho decidió no ir más a ver torear a Enrique y cada vez que él ha tenido un compromiso profesional, ella ha llevado a cabo todo tipo de planes para evadirse de los nervios que siente en esos instantes. Hasta hoy. Esta tarde Ana ha acudido a la plaza de toros de Granada para ver torear a Enrique Ponce en vivo y en directo.
La andaluza no ha dudado en sentarse en primera línea de la plaza para no perder detalle de la faena de su novio. Con la mascarilla reglamentaria, se ha podido percibir los nervios que Ana ha pasado desde su asiento. Inevitablemente su presencia en la plaza ha acaparado todas las miradas y en algún momento incluso ha restado protagonismo a su chico. Eso sí, en ningún momento era su intención ser la protagonista de la tarde, algo que ha demostrado a su llegada a la plaza.
Tal y como han contado en ‘Viva la Vida’, Ana ha decidido entrar por una puerta diferente a la que ha entrado Enrique. La llegada del torero siempre causa un gran revuelo y la joven sabe que si decide llegar con él, el momento puede ser un tanto caótico. Así que no ha dudado en hacer una entrada de lo más discreta para intentar pasar desapercibida. Algo que solo ha conseguido hasta que se ha sentado en el asiento.