Ana Obregón se rompe al hablar de la enfermedad de su hijo, Alex Lequio

Ocho meses después de que a su hijo Alex le detectaran un cáncer, Ana Obregón ha visitado el plató de 'Volverte a ver', donde se ha abierto en canal y ha hablado del sufrimiento que, como cualquier madre con un hijo enfermo, ha vivido durante el 2018, uno año que Ana recordará como uno de los peores de su vida.

"Cuando me dijeron de venir a 'Volverte a ver' dije que sí, primero porque te admiro, Carlos, y después, porque llevo ocho meses ausente, he hecho el papel de mi vida, el más difícil, el de madre. Y fíjate que, en 40 años de profesión, por primera vez estoy nerviosa. No me siento Ana Obregón, sino una madre de un hijo que está pasando un momento muy duro", dijo Ana.

"De la Ana de siempre queda que amo la vida por encima de todo, que lucho con uñas y dientes, siempre he sido una luchadora. En este caso, la fuerza me la ha dado mi hijo. ¿Qué espero a partir de ahora? Pues espero que mi hijo se cure del todo, que esto se pase. Esto es una lucha. En España se detectan 200.000 casos nuevos de cáncer. Y se puede. También quiero agradecer el cariño de la gente, que llevo muchos meses fuera y no había podido decirlo: Gracias", añadió.

"Esto es un camino de espinas, te sangran los pies, el corazón, te sangra todo, pero al final ves la luz. Los mensajes que me llegaban de España dándonos ánimos, eran tan bonitos, tan positivos... y cómo se ha portado la prensa, los medios, Telecinco... de verdad, siempre he respetado a los medios, pero nos han tratado con tanto respeto que lo agradezco de corazón", dijo Ana,

"En todo este tiempo, solo he llorado dos veces. La primera, cuando Álex llevaba tiempo encontrándose mal y lo llevábamos al médico, pero no le encontraba nada. Al final, un día, eran tantos los dolores que tenía que tuvieron que hacerle una prueba en la que lo tenían que anestesiar. A las 12 de la noche entró en el quirófano pensando que no tenía nada y a las dos de la mañana, estaba yo sola, salió el médico y me dijo que Alex tenía un tumor. Ese fue el momento más duro", relató Ana con la voz quebrada por la emoción.

"Yo había mandado al padre a casa porque, en principio, sol era una prueba. Estaba sola, a las dos de la mañana, no podía llamar a nadie. Mi hijo vino dormido de la anestesia y yo no podía ni decirle nada a él. Me pasé toda la noche llorando con mi mano cogida a la de mi hijo".

"A la mañana siguiente fue cuando dijimos que había que ir para adelante y luchar. Y la segunda vez que lloré... bueno, tampoco es que llorase, pero fue cuando mi hijo me preguntó: 'Mamá, ¿me voy a morir?' Y yo le dije: 'No, no te vas a morir", explicó.

"Tuvimos la desgracia de que nos enteramos por una llamada de teléfono de que era malo. A mi hijo, con 26 años, le dijeron por teléfono que tenía cáncer. Tengo que decir que ha habido una persona que ha sido como nuestro ángel de la guarda, el doctor Baselga, oncólogo. Yo había oído hablar de él. El cáncer de mi hijo era muy raro, había habido muy pocos casos y en 48 horas pude hablar con el doctor Baselga. Le expliqué el caso y me dijo que hiciera las maletas y me fuera a Nueva York, porque en ese hospital tienen tratamientos, unos de protones, que a España aún no han llegado. Fuimos allí por esa razón, no porque en España no haya oncólogos buenísimos ni hospitales buenísimos, que los hay. Eso quiero dejarlo muy claro".

"Al principio, me permití el lujo de llorar una noche entera abrazada a mi hijo, pero al día siguiente nos pusimos las pilas. Por cierto, tengo que decir que a mi hermana, Celia, tengo que darle las gracias por lo dura que fue. Me dijo: 'Ana, si no te llevas a Álex a EE UU te vas a arrepentir toda la vida'. Fue muy duro oír eso, pero me puso las pilas. Y en 48 horas nos fuimos a Nueva York", dijo Ana.

"Mi hijo ha recibido, entre quimio y radioterapia, 44 sesiones, algunas de ellas de hasta 12 horas. Ver a tu hijo así es fácil. Cada día, desde la primera quimio, hay una palabra que sigo y se lo digo a todos los que están enfermos, le dije: 'Alex, ya está'. Cada día decía: 'Un día más, un día menos' y 'Ya está'. Estas palabras me las ha puesto mi hermana en una camiseta", comentó Ana. "Y hay que hacer un llamamiento al gobierno o a los presupuestos del estado. La curación del cáncer está avanzando increíblemente bien. Como dice el doctor Baselga, cáncer no es sinónimo de muerte. Pero ¿qué es la curación? La curación es la investigación. Ahora está a punto de salir una biopsia líquida que con un simple análisis de sangre se gana tiempo. Porque en el cáncer, es muy importante el tiempo, que te lo diagnostiquen pronto".

En todos estos meses, Ana ha pasado muchas horas sola, al pie del cañón, junto a su hijo. Carlos le preguntó si había echado algo o a alguien de menos. "Estar en una ciudad que no es la tuya, lejos de los tuyos, es difícil. Mi mayor miedo era caer enferma yo, pero cómo somos de fuertes las madres que sacamos fuerzas de donde no las hay. Pero sí, la verdad es que ha habido momentos en que he echado de menos un abrazo".

Ana se tapó la cara y rompió a llorar cuando Carlos Sobera le preguntó por las palabras que le decía su hijo en todo este tiempo.

Carlos Sobera se sentó a su lado y le dió un consolador abrazo. El público aplaudió tratando de darle ánimos a Ana, a la que sin duda volver a recordar todo lo vivido es un sufrimiento. "Es la tercera vez que lloro en ocho meses".

Si hay algo que Ana quiso destacar fue la fortaleza de Álex Lequio: "Si se hubiera quejado alguna vez, pero es que Álex no se ha quejado nunca. Esto que ha pasado nos ha unido mucho más. Pero no quiero llorar, porque no hay que hacer victimismo. Mira, el primer mes en EE UU fue el más duro, y cuando nos dijeron que el cáncer, tras las primeras quimios, estaba remitiendo, yo me eché a llorar y me abracé al médico, que era un americano muy frío. Y mi hijo me dijo: 'Mamá, por favor, no dramatices".

"Que mi hijo, con 26 años, haya tenido que pasar por esto... Me ha dado una lección de vida increíble, me ha demostrado lo fuerte que es, con esa fortaleza, ese sentido del humor. Cada día se levanta con una fuerza... Este camino sigue, pero sé que en breve voy a venir aquí y lo vamos a celebrar porque todo habrá pasado", dijo Ana.