Qué dolor provoca decir adiós. Ana María Aldón está familiarizada con este sentimiento pues, al vivir lejos de su madre y de su hija mayor, a menudo tiene que despedirse de ellas. La colaboradora de ‘Viva la vida’ ha pasado los últimos días en San Lúcar con todos los suyos, disfrutándoles y aprovechando el tiempo. Cuando ayer tocó regresar a Madrid, la gaditana lo hacía con el alma destrozada. Con su hija Gema quiso tener unas palabras de orgullo y de aliento. Aunque no esté con ella, quiere que la sienta a su lado.
“Sé que tú puedes y lo vas a hacer muy bien”, dedica Ana María Aldón a Gema, “estoy muy orgullosa de ti”. La experta en patronaje se está perdiendo ciertas cosas del día a día de su hija y de su nieta por no estar instalada en San Lúcar, pero su nueva vida en Madrid le reclama. En la capital lleva instalada desde hace años, cuando inició su historia de amor con José Ortega Cano y con quien inició una familia, tras el nacimiento del pequeño José jr. Su realidad ahora es otra diferente, además, a raíz de participar en ‘Supervivientes’, su perfil más público ganó relevancia y la audiencia la reclamaba, quería verla en la televisión, de ahí que su fichaje por parte de ‘Viva la vida’ no tardara en llegar. La vida de Aldón de ahora no tiene nada que ver a la que tenía cuando vivía en Cádiz, pero no se olvida de sus raíces, que tanto la atan a su tierra y la mantienen fuerte.
Aún así, aunque está muy establecida en Madrid, cuando baja al sur y toca volver a la realidad, le cuesta. Se le hace muy duro despedirse de su madre, sus hermanos y, más especialmente, de su hija y de su nieta. El regreso en tren es muy doloroso; ayer, casi no podía contener las lágrimas en el viaje. “Ni tiempo de despedirme, ¿os podéis hacer una idea de lo que me cuesta dejar a los míos aquí? Esto es tener el corazón ‘partío’, aguantando las lágrimas porque la gente te mira y el nudo que aprieta en la garganta y la mascarilla hacen casi imposible la respiración”, describía. “Sé que muchos de vosotros os sentiréis identificados conmigo y estoy segura de que voy a recibir muchos comentarios vuestros”. Y así fue. La mujer de Ortega Cano recibió un auténtico aluvión de mensajes de seguidores en una situación parecida y peor. Gente que hace años que no ve a sus familias y a los que la separación les duele en alma. Tras leer todas estas palabras, Ana María, tan empática, dejó de lamentarse por ella y lo sintió enormemente por todos aquellos que se ven obligados a hacer frente a ese amargo trago.