Álex Lequio ha reaparecido ante las cámaras después de sufrir una recaída de su enfermedad que le ha tenido a caballo entre su casa y el hospital. Con el optimismo y fortaleza que le caracteriza, el hijo de Ana Obregón ha sido el maestro de ceremonias de una fiesta de disfraces cuyos protagonistas eran las mascotas.
Para Álex, el cáncer es una cuestión de actitud y para él no es más que un "contratiempo" que tiene que resolver de vez en cuando: "tengo que ir al hospital como el que va a hacerse un análisis", reconocía. A pesar de estar todavía convaleciente ha confesado que se encuentra "bien". "De momento puedo estar aquí, así que lo agradezco", decía con esa actitud romista que le caracteriza.
Álex nos ha presentado a Boby, su nuevo perro, al que ha disfrazado de vampiro peludo. El joven ha reconocido que muchas de las ideas que tiene se le ocurren "entre quimio y quimio". Y es que, lo que peor lleva de esos retiros es no poder trabajar: "Hay veces que arriesgo y me llevo el ordenador al hospital", confesaba.
El joven empresario ha confesado que la ayuda y apoyo constante de sus padres son fundamentales: "han estado ahí al 140%", confesaba. Pero si hay alguien que no se ha separado de su hijo durante este largo año de lucha esa ha sido Ana Obregón: "Afortunadamente queda muy poco de tratamiento y al 2020 pido volver a vivir", expresaba con esa simpatía que le caracteriza.
Aunque Alessandro no pudo asistir,Ana Obregón si quiso acompañar a su hijo en esta noche tan especial. La presentadora le pone la sonrisa a esta dura etapa y es que según el propio Álex, nunca ha visto mal a su madre.