Alessandro Lequio, más lejos que nunca de Ana Obregón tras el nacimiento de su nieta: "Me parece una locura"

La reciente paternidad de Robert de Niro a los 79 años ha vuelto a poner sobre la mesa la polémica entorno a la posibilidad de tener hijos a cualquier edad, teniendo en cuenta que el recién nacido se quedará huérfano siendo solo un niño. Desde el plató de ‘El Programa de AR’ han debatido sobre este tema comparándolo con la situación de Ana Obregón (68 años) y cómo cuando se trata de un hombre no hay tanto revuelo como cuando la protagonista es una mujer.

“Por mucho que viva Robert de Niro ese niño va a ser huérfano de padre. Lo único que es cierto que tiene una madre joven”, expresaba Ana Rosa marcando las diferencias con Ana Obregón.

Ha sido en este momento cuando Alessandro Lequio (62 años) rompía su silencio y consciente de que sus declaraciones tienen un peso mucho mayor que las del resto de sus compañeros, no le temblaba la voz a la hora de reconocer que a partir de determinadas edades “hay que empezar a pensar en el futuro de esos niños”. Lejos de quedarse ahí, el colaborador iba a más al exponer el dilema que se crea cuando se tiene un hijo a una edad tan avanzada: “No sé qué es peor si criar un huérfano o un dependiente de enfermos. Sinceramente no lo sé, me parece una locura”.

Alessandro Lequio, más claro que nunca sobre Ana Obregón

De vuelta al caso de Robert de Niro, Alessandro puntualizaba que el recién nacido será huérfano de padre, pero podrá disfrutar, si todo va bien, de la compañía de su madre durante muchos años.

“Lean ustedes entre líneas…”, alentaba Joaquín Prat al escuchar la intervención de su compañero, declaraciones en las que se posiciona claramente en contra de todas esas personas que deciden traer un hijo al mundo a una edad avanzada, entre ellas, Ana Obregón.

Cabe recordar que Alessandro Lequio también fue padre de su única hija con María Palacios a los 55 años. Una edad avanzada pero muy lejos de los 68 que actualmente tiene Ana Obregón. De hecho, la pequeña Ena (7 años) se ha convertido en su mejor medicina en estos momentos tan convulsos, y es que no deja de disfrutar de las pequeñas cosas a través de los ojos inocentes de la que es la niña de sus ojos.

Alessandro Lequio no tiene ningún interés de conocer a Ana Sandra

Aunque genéticamente es su nieta, tal y como publicó Lecturas en exclusiva, el colaborador de televisión no tiene intención alguna de conocer a la pequeña Ana Sandra, al menos por el momento.

Según la información que llegaba a nuestra redacción, la intención del italiano es “clara y firme”. A lo largo de estos meses ha preferido guardar silencio, aunque de vez en cuando hacía comentarios que dejaban entrever que su vínculo con Ana Obregón no es tan fuerte como nos han dejado entrever. "Llevo 25 años casado y con otra familia. Mi vida es otra. No tengo por qué enterarme de la vida de otra gente. Eso es pasado", reaccionaba poniendo distancia con la actriz.

Tendremos que esperar al próximo mes de junio, cuando está previsto que Ana Obregón vuelva a España con la recién nacida en brazos, para confirmar si Alessandro seguirá al margen de la que ha sido la noticia del año o, en cambio, protagonizará un acercamiento con su nieta.

Ana Obregón quería que Alessandro fuera el padre legal de Ana Sandra

Tal y como trascendía en las últimas semanas, el deseo de Ana Obregón es que Alessandro también fuera el padre legal de la pequeña, una propuesta que el italiano rechazó de inmediato. Nos tenemos que remontar al pasado mes de marzo, cuando el conde dejó muy claro que lo que parecía el apellido Lequio era “nombre”. Detalle que ahora goza de mayor importancia y que reflejaría que el colaborador nunca estuvo a favor de los planes de Ana.

Sin embargo, para que la pequeña tuviera el mismo apellido que su hijo Aless no dudó un segundo en incorporarlo como tercer nombre cuando inscribió a la niña en Estados Unidos. La realidad es que aunque los protagonistas están intentando guardar las apariencias por el recuerdo y amor incondicional a su hijo fallecido, la brecha entre ellos parece insalvable.