Lleva en la mayoría de edad menos de tres semanas pero ese poco tiempo le ha bastado y le ha sobrado a Alejandra Rubio para convertirse en toda una celebridad. Ella no solo es una famanosa ‘de cuna’, por su origen Campos, sino que ella, además, es una famosa surgida al amparo de las redes sociales, como Anna Ferrer Padilla o Anita Matamoros, donde ha visto dispararse sus seguidores hasta superar los 100.000 desde que marcara como público la opción de su perfil en Instagram que, hasta sus 18 años había permanecido ‘privado’.
Rubio pone a disposición de todo aquel que quiera ofrecerle una colaboración un mail como las e-celebridades profesionales, y las marcas no han tardado en llamar a su puerta. Una de las primeras ha sido una importante cadena de ropa cuyo público objetivo son adolescentes con un perfil muy parecido al de Alejandra. Ella era lo que estaban buscando: una joven con mucha personalidad, actitud y que no se deja llevar por las tendencias sino que tiene un estilo propio. La estrategia de la firma es similar a la que se suele hacer con influencers, invitarles a una sesión de compras que se salda con una bolsa XL de ropa, que después veremos en sus perfiles en redes sociales y que ella etiquetará religiosamente para que todos los fans de sus looks, esos que no paran de preguntarle ‘¿de dónde son los pantalones?’, ‘¿y el vestido?’ sepan dónde acudir para calcar el estilismo de la última it-girl en aterrizar en este mundillo.
Labrarse un nombre, construirse una imagen potente. En eso anda inmersa la nieta de María Teresa Campos. No es poca cosa. Está asentando las bases de su futuro. Si desea estudiar diseño, no es ninguna locura tener también la etiqueta de ‘influencer’ como han hecho Pelayo Díaz, Dulceida o Lovely Pepa, todos diseñando sus propias colecciones (Díaz es el más preparado, pues cursó estudios en la prestigiosa Saint Martins donde estudió Stella McCarteny o Alexander McQueen) y con una sólida carrera como celebridades surgidas de la era digital.
Tengámosla muy en cuenta como futuro icono estilístico, pues la prometedora carrera de Alejandra Rubio no ha hecho más que empezar.