Alejandra Rubio se lo ha quitado todo, salvo el sujetador, para demostrar cómo es su cuerpo al natural. Cuando la polémica por su peso ha alcanzo el punto álgido con la publicación de unas fotos de ella en la playa, en las que perfectamente se aprecian sus costillas y su columna vertebral, ella ha querido hacer las cosas a su manera y contestar con la publicación de una serie de imágenes de ella mostrando cómo se ve realmente. A todos los que han opinado de su cuerpo, ella les manda guardar silencio.
Alejandra ha colgado varios instantes en los que se puede ver su delgado cuerpo, pero, ni de lejos, la anatomía enferma que muchos han querido ver en ella. Su madre no se cansa de repetir que la joven, que ha terminado segundo de Bachillerato hace escasas semanas, está sana, que come como cualquier adolescente y que decir que padece un trastorno alimenticio, además de ser “asqueroso” es “ilegal”. Alejandra se ha metido en la bañera de casa y se ha hecho una sesión de fotos muy bonita. Fuera, dándole consejos, una de las mayores influencers del país, Marta Riumbau, que lleva lidiando con el odio que se vierte en redes desde hace años.
Rubio escoge un emoji para que hable por ella. Ha dejado atrás los parlamentos eternos, los discursos a cámara o las indirectas a través de canciones. Ahora, manda callar con este dibujo de cara y mano amarilla que sella su boca con un dedo. Shhh. Si no se sabe, mejor callarse parece querer decir.
Después, en las historias de su perfil en Instagram, repite operación: ella agachándose, en una pose parecida a la que ha sido fotografiada y por la que todo el mundo se le ha echado encima, en sujetador, en pantalones de chándal y sin que una ristra de huesos asome debajo de su piel. Y, de nuevo, manda callar solo ella debe hablar de su cuerpo, y lo demás, como cantaba hace solo un par de días '¡A quién le importa!'