Alba Díaz está pasando el confinamiento en la finca que su padre tiene en Sevilla, y, afortunada que es ella, dispone de algo más que una terracita o un balconcito para disfrutar de los primeros calores de la primavera. Las cosas como son, Alba tiene hectáreas de sobra para poder tomar del sol y, ella que puede, no lo desaprovecha.

Claro que sus primeras fotos en biquini han despertado muchas reacciones, no negativas, al contrario, todo el mundo alaba que Alba, sin ser ese prototipo de joven delgada que es como un referente de belleza en nuestra sociedad, se muestra tal cual es, sin complejos. Pero eso no es exactamente así. Alba reconoce sus defectillos físicos, pero los acepta y es feliz. Bien que hace porque está estupenda.