Más de 1.300 millones de católicos han quedado huérfanos con la muerte del papa Francisco, que será recordado por su continua lucha a favor de los más desfavorecidos y las minorías. Su fallecimiento fue anunciado el pasado Lunes de Pascua con un escueto comunicado que fue leído por el cardenal Farrell: “Queridos hermanos y hermanas, con profundo dolor debo anunciar el fallecimiento de nuestro Santo Padre Francisco. A las 7:35 de esta mañana el obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre”. El papa Francisco falleció a los 88 años por un ictus cerebral tras varios meses afrontando graves problemas de salud.
Apenas 24 horas antes, Francisco había hecho una breve aparición desde el balcón de la Santa Sede ante una abarrotada plaza de San Pedro para dar la bendición ‘Urbi et Orbi’ y desear buena Pascua a los fieles. Esta aparición hizo confiar en una mejoría de su salud tras los 37 días que pasó ingresado por una neumonía bilateral que le fue diagnosticada el 14 de febrero. Francisco dio la bendición con el semblante cansado, la movilidad muy reducida y evidentes problemas respiratorios.
Luego se dio un baño de masas que duró unos veinte minutos en el papamóvil ante las más de 40.000 personas que se agolpaban en la plaza de San Pedro. Días antes, el Jueves Santo, hizo una visita sorpresa a una prisión de Roma, una tradición que cumplía desde los inicios de su pontificado y que quiso mantener pese a que los médicos le habían sugerido dos meses de convalecencia.
Lecturas
Francisco fue el papa número 266 y pasará a la historia por ser el primer papa latinoamericano y el primero hispanohablante desde los Borgia. También, y más importante, por su ansia de reformar una Iglesia que, en el momento de su nombramiento en 2013, estaba muy marcada por el escándalo de la pederastia y los abusos sexuales.
El Papa conciliador
Fue el primer pontífice en tender la mano a minorías que siempre habían sido apartados por la Iglesia, como el colectivo LGTBIQ+, abogando por la inclusión y la comprensión. “Toda persona es hijo de Dios. Dios no rechaza a nadie, Dios es padre. Yo no tengo derecho a echar a nadie de la Iglesia y no puedo cerrarle la puerta a nadie”, proclamó. En 2024, recibió un grupo de personas trans, aunque lo hizo en su ámbito privado de forma extraoficial, en su residencia de Santa Marta.
Francisco fue nombrado en 2013 tras la renuncia de Benedicto XVI y, por primera vez en 600 años, dos papas convivieron a pocos metros de distancia, hasta que Benedicto XVI falleció en noviembre de 2022. La elección de su nombre ya fue una declaración de intenciones: Francisco, en honor a San Francisco de Asís, el santo de la pobreza. Francisco apuntaba que uno de los grandes problemas de nuestra socidad es que los pobres son invisibles, son personas descartadas y escondidas. “La pobreza en este mundo es un escándalo. En un mundo con tanta riqueza y recursos es incomprensible que haya tantos niños hambrientos”, declaró.
De la discoteca al Vaticano
Hijo de una familia italiana que emigró a Argentina, conocía bien los retos a los que se enfrentan las personas que dejan su hogar buscando un futuro mejor y también pedía más comprensión y empatía hacia ellos. Horas antes de dar el Urbi et Orbi, tuvo un breve encuentro con el vicepresidente de los EE UU y utilizó sus últimos alientos para reprocharle la inhumana política del gobierno de Trump contra los inmigrantes. Le llamaban el papa reformista por su cercanía con la gente corriente –en Argentina era conocido por lavar los pies de los fieles, algo que siguió haciendo ya como Pontífice–, y también por su defensa de los derechos humanos, de la integración social y el diálogo entre las religiones.
Condenó los abusos sexuales en la Iglesia y dijo que debían sentir “vergüenza” por ellos. También luchó por una mayor participación de la mujer en el seno del Vaticano. “Si hubiera más mujeres, estaríamos mucho mejor en la Iglesia”, dijo en su entrevista con Jordi Évole. Una de sus últimas acciones fue desde el hospital. Nombró a Sor Raffaella Petrini presidenta de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, siendo la primera mujer en la historia del pequeño estado en
ostentar este cargo.
Muchos y muy variados fue ron los caminos que el Papa Francisco transitó hasta llegar al Vaticano. Jorge Mario Bergoglio, que así se llamaba en realidad, nació en Buenos Aires en el seno de una familia de inmigrantes italianos. Empezó a trabajar siendo un adolescente para poder llevar algo de dinero a casa, fregando los suelos de una fábrica, como técnico en un laboratorio químico y, ya de adulto, como portero de una discoteca. En 1958 empezó su vida religiosa al entrar en los jesuitas y marchó a Chile para estudiar Humanidades.
Tras su regreso a Argentina, en 1963, se dedicó en cuerpo y alma al profesorado. En 1973 fue nombrado líder de los jesuitas de Argentina, cargo que ejerció durante seis años. En 1992 Juan Pablo II lo nombró obispo auxiliar de Buenos Aires por sorpresa y aquí empezó a hacerse un nombre por su lucha contra la pobreza, su renuncia a los lujos y desplazarse únicamente en transporte público. En 1998 fue nombrado arzobispo y en 2001 cardenal, momento en el que empezó su ascenso en la escalera del Vaticano.