Desde su salida de 'Gran Hermano', Adara Molinero ya tenía en mente pasar por el quirófano, el motivo no era otro que quitarse las prótesis que se colocó hace algo menos de dos años: "Me las veo enormes", confesaba por aquel entonces. Sin embargo, todo se aceleró debido a los fuertes dolores que padecía: "Desde hace tiempo siento muchísimos dolores, me molestan las prótesis, me duele cuando me tumbo y me pongo de lado, la prótesis se me va hacia el lateral…”, contaba sobre lo mal que lo estába pasando.

Pues bien, ya han pasado cinco días y la madrileña está llevando un postoperatorio complicado. No puede hacer nada por sí misma, ni siquiera ducharse. Un momento delicado en el que cuenta con el apoyo incondicional de su madre y su chico, que no se han separado de ella ni un instante y la están mimando mucho.