‘Nadie bajó. Nadie’. Imposible leer el testimonio de la actriz Irene Montalá sin sentir miedo e impotencia. Un escalofriante relato con el que la intérprete ha querido hacer público un episodio por el que, desgraciadamente, han tenido que pasar muchísimas mujeres. Un agresión a la que se enfrentó sola y sin que nadie, pese a sus gritos, hiciese nada para ayudarla…
“Hace muchos años, de camino a casa, me detuve en una pizzería muy conocida y céntrica en La Ramblas de Barcelona. Era la hora de cenar, el restaurante estaba lleno hasta arriba y pregunté si podía ir al baño. Tenía tanta urgencia que ni siquiera cerré con pestillo”. Así empieza el testimonio que la actriz Irene Montalá ha compartido a través de su blog en Glamour. Un durísimo relato de la agresión que sufrió y las consecuencias que arrastra a día de hoy.
“Escuché un ruido muy sutil, como de papel, y instintivamente me puse en alerta. Sin mover mis pies, me agaché muy lentamente. Allí estaba. Un hombre, vi el reflejo de sus gafas, agazapado, esperándome”. Montalá se abalanzó sobre la puerta para cerrarla y lo mismo hizo el desconocido. “grité para que alguien me oyera. Grité tan fuerte que se me escuchaba arriba en el restaurante. Grité tan fuerte que mis gritos se oían desde la calle. Nadie bajó. Nadie”.
Sin dejar de gritar, el agresor se marchó por su propio pie y tampoco nadie hizo nada para detenerle. “Abrí la puerta. No podía apenas hablar. Temblaba. Me subieron arriba y todo el mundo me miraba sin articular palabra. Me sentí observada, avergonzada. Me dieron una tila. Sola en una mesa con cincuenta ojos encima de mí, magullada y sin poder dejar de temblar”, escribe Montalá.
La actriz no denunció. Tan solo quería olvidarlo. Con el tiempo, le quedaron importantes secuelas. “Soy incapaz de ir a un baño sola en el que tenga que subir o bajar escaleras”, asegura. Además de la impotencia de sentir que, pese a estar rodeada de gente, nunca vas a estar a salvo.