Este jueves, los reyes han presidido la reunión del Patronato de la Fundación Teatro Real. Un acto público que tiene lugar en una jornada significativa y muy triste para Doña Letizia. Hace justo doce años vivía el golpe más devastador que jamás haya experimentado: la muerte de su hermana pequeña, Érika Ortiz.
El 7 de febrero de 2007 el mundo se hacía más triste y hostil para la por entonces princesa y el resto de la familia Ortiz Rocasolano. Érika decía adiós de manera repentina y trágica a los 31 años. Demasiado joven. Letizia se quedaba sin uno de sus más importantes pilares y su sobrina Carla Vigo, de solo seis añitos, sin la persona que los significaba todo para ella, su primer contacto con el mundo.
Mientras que la hija de Érika Ortiz y Antonio Vigo se ha abierto en canal a través de sus redes sociales para dedicarle un conmovedor recuerdo con el que homenajearla, la procesión de Letizia iba por dentro durante la reunión que ha tenido lugar en Madrid. A pesar de las sonrisas y su gesto cortés, una sombra de tristeza se alojaba en su mirada, que a veces se ha perdido en el vacío. Felipe, con discreción, se ha convertido en su mejor apoyo.
Letizia suele lanzar guiños y mensajes a través de su vestuario y sus complementos, pero en esta ocasión ningún detalle hacía intuir las emociones que estaría experimentando en su interior en una fecha tan triste para ella. La reina escogía un vestido 'midi' azul de manga corta, escote en 'V' y mariposas bordadas de Bottega Veneta. Y lo ha complementado con un bolso negro de mano Hugo Boss, a juego con unos zapatos de salón de Magrit.