Hemos analizado detenidamente las fotos oficiales del bautizo de Charlotte de Cambridge y hemos llegado a una conclusión: son las mejores que hemos visto. En NUESTRA VIDA. Aquí van 5 razones que lo prueban: Están disparadas por el mejor, Mario Testino. El peruano cada vez está un paso más cerca de ser un fotógrafo de la BBC (bodas, bautizos y comuniones). Solo al alcance de unos pocos, eso sí. El artista está haciendo el recorrido inverso que hacen muchos de los que sueñan con convertirse en fotógrafos profesionales, muchos empezaban con los eventos familiares y soñaban algún día con encuadrar a modelos, paisajes de ensueño o conflictos de guerra. Él está encantado de que Kate Moss lo escoja para dar fe de todo lo que ocurrió en su boda y de que los duques de Cambridge hayan hecho otro tanto. Estos padres querían al mejor en el bautizo de su segunda hija, y Testino no se puedo resistir a que sus imágenes pasaran a formar parte de la historia británica. Todos parecen modelos. TODOS. Ningún miembro de la familia sale mal. Sonrisas brillantes, expresiones naturales, ojos llenos de alegría. Testino supo sacar el mejor perfil de cada uno de los asistentes al bautizo y hacerlos parecer modelos de una editorial de bañadores de Vogue Brasil. Retratan a la perfección la alegría de ese día. La familia estaba exultante y eso queda perfectamente reflejado en cada una de las instantáneas. Mirad las caras de los padres ¿habéis visto mayores expresiones de satisfacción? Kate Middleton derrocha ternura con la pequeña y a Guillermo se le cae la baba con Georgie. Tienen la luz perfecta. Una parte fundamental de que todos estén tan guapos se debe a la luz con la que fueron tomadas las fotografías. Una buena iluminación hace que pasemos de personas normalitas a estrellas de cine. Y qué duda cabe que Testino es único escogiendo los mejores momentos del día para capturar los momentos estrella del evento. Por el príncipe George. Ante esa cara de travieso y esa carcajada, nosotros nos rendimos. El hermano mayor de Charlotte nos sorprendió llegando al bautizo andando. Georgie no paró quieto y al final su padre lo tuvo que coger en hombros para aportarle algo de tranquilidad al niño que ese día se había levantado con las pilas cargadas.