En nuestra tierra se come de lujo. Buena cuenta de ello está dando Harrison Ford, quien paladea con gusto cada manjar que nuestra gastronomía tiene que ofrecerle: del vino tinto al jamón serrano, sin olvidarse de platos castellanos tan típicos como el cochinillo.
Con el pelo algo más largo del que estamos acostumbrados a verlo, barba y un look de lo más relajado, el actor hollywoodiense, acompañado de su mujer, la también actriz Calista Flockhart, está haciendo una ruta no solo geográfica, sino también culinaria, con la que volverán a su país con un estupendo sabor de boca. Aprovechando que tienen el ‘campamento base’ instalado en la capital, la pareja está conociendo algunas ciudades con encanto de alrededor, como Segovia, Pedraza o Toledo, que se morían por conocer y todavía no habían tenido la oportunidad.
El sábado viajaron a Toledo, donde caminaron como dos turistas más por la ciudad que llegó a ser capital en la época de los Visigodos. Y como no hay nada que despierte más el hambre que conocer nuevos rincones del mundo, la pareja paró para recuperar fuerza en Restaurante Adolfo, donde probaron algunos de los platos más típicos de la cocina manchega. Tan a gusto estuvo Han Solo que hasta se atrevió a posar para una foto con la chaquetilla del cocinero. Reconozcámoslo, la espada láser le queda mejor.
El domingo, y continuando su plan de visitas, Calista y Ford se acercaron a Segovia. La ciudad castellana le hacía especial ilusión al actor, pues siempre le había quedado pendiente en sus viajes a España. Allí, ante el impresionante Acueducto románico, el actor se asombró con la construcción que lleva en pie desde el siglo II d.C. Después pudieron continuar disfrutando de él desde el Mesón Cándido, donde tenían mesa reservada. Según detalla el propio dueño del restaurante, el matrimonio no se entretuvo demasiado en la comida, pero probaron el plato estrella de la casa: el cochinillo asado, que se parte con platos tal y como hacía el abuelo del actual dueño del mesón.
Por la capital también se los ha podido ver comiendo en restaurantes de mucha solera. Después de estas vacaciones no nos extrañaría que el matrimonio esté sin hambre una buena temporadita…