Según el último informe de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), el de mama es el cuarto tumor con más incidencia en España y el primero en mujeres. Sin embargo, cerca del 85% se curarán. El de mama es, de hecho, el cáncer con mayor porcentaje de supervivencia. "Las expectativas han mejorado francamente", explica Noelia Martínez Jañez, del servicio de Oncología Médica del Hospital Ramón y Cajal de Madrid. El diagnóstico precoz, gracias a las revisiones periódicas con mamografías (cribado) a partir de los 45 o 50 años, y la investigación de tratamientos cada vez más personalizados han contribuido decisivamente a ello. "Los tumores de mama son muy heterogéneos", asegura la doctora Martínez Jañez. "Yo siempre digo que hay tantos tipos de cáncer de mama como mujeres tenemos en la consulta".
Un 'retrato robot' de cada tumor
Para acertar con el tratamiento más adecuado ha sido muy importante el desarrollo de métodos que permiten estudiar el perfil genético de cada tumor.
- Los perfiles genéticos proporcionan una información muy valiosa, entre otras cosas, su grado de agresividad, es decir, su capacidad para reproducirse y reaparecer (recidiva). Ya no bastan los análisis clásicos de anatomía patológica, ahora se busca la identidad genómica del tumor para afinar diagnóstico y tratamiento al máximo.
- "Estos perfiles genéticos permiten poner quimioterapia solo a las pacientes que de verdad lo necesitan", explica la doctora Martínez Jañez. Actualmente existen cuatro tipos de análisis genéticos de los tumores –Oncotype DX, MammaPrint, Prosigna y Endopredicten–. "Hoy estos test se utilizan en pacientes que han dado negativo en los ganglios (es decir, que no tienen células tumorales en la cadena ganglionar), pero estamos tratando de utilizarlos también en pacientes con ganglios positivos", explica la doctora Martínez Jañez.
- El método MamaPrint (un test que analiza los genes del tumor) podría evitar hasta un 14% de las quimioterapias y, con ellas, sus efectos secundarios, algunos graves como cardiopatías, leucemias o segundos tumores a largo plazo. Así lo indica el MINDACT, un reciente estudio internacional en el que participaron 11 hospitales europeos.
Tratar sin quimio y con fármacos dirigidos
Pero no solo en el diagnóstico ha habido importantes avances, "cada tumor tiene unas peculiaridades que se están investigando y eso nos permite disponer de terapias dirigidas que, en muchas pacientes, evitan la quimioterapia, pero también el tratamiento hormonal. De esta manera, solo tenemos que tratarlas con cirugía", explica la doctora Martínez Jañez. Esta personalización es especialmente importante en aquellas pacientes con cáncer de mama avanzado: se están desarrollando estudios para encontrar terapias exclusivas para mutaciones muy específicas. El objetivo, en el que se ha avanzado mucho en los últimos diez años, usar medicaciones, con o sin radioterapia, más personalizadas. Estos fármacos 'dirigidos' son esencialmente de dos tipos: anticuerpos que bloquean proteínas que estimulan el crecimiento de las células cancerosas; inhibidores de las ciclinas (proteínas encargadas de regular el desarrollo de las células) en las mutaciones de los tumores. "El abanico en este momento es muy amplio, hay muchos fármacos en fase de ensayo clínico para ver si aumentan la eficacia en comparación con los tratamientos tradicionales", explica la doctora Martínez Jañez.
Lo que está en tus manos
La Asociación Española contra el Cáncer (AECC) recomienda evitar el alcohol y el sobrepeso, hacer ejercicio al menos cuatro horas semanales y no utilizar tratamientos hormonales sustitutivos tras la menopausia.
Existen también varios síntomas ante los que conviene estar alerta: notarse bultos o nódulos en la mama o en las axilas que no estaban antes; percibir un cambio en la piel de la mama (úlceras, hoyuelos, rugosidades o enrojecimiento y cambio de color); notar cambios de tamaño en alguna de las mamas o en el pezón (inversión o retracción, es decir que el pezón se dirige hacia dentro de la mama). En fases avanzadas pueden aparecer cansancio o dolor óseo localizado.
La importancia del diagnóstico precoz
En España se recomienda una revisión anual con mamografía a partir de los 50 y hasta los 69 años. A las pacientes con un riesgo especial se les realiza, además, una resonancia magnética. Si existen antecedentes familiares de cáncer de mama u ovario puede ser conveniente realizarse un estudio genético para determinar si se es portadora de una mutación genética. Las más frecuentes son la BRCA1 y la BRCA2, que aumentan entre un 50% y un 80% el riesgo de un tumor maligno de mama u ovarios. En estos casos se suele recomendar la cirugía profiláctica (preventiva).