Como en casi todos los campos de la salud, también a nivel cerebral la clave para que tu mente esté en forma es llevar un estilo de vida lo más saludable posible. ¿Cómo se concreta eso en este terreno? Toma nota.
Alimenta bien tus neuronas. Cuando los menús son desequilibrados, el cerebro se resiente. Si hay un consumo excesivo de grasas, por ejemplo, no solo se taponan las arterias, también se favorecen los trastornos de atención. Por contra, si tomas muchos antioxidantes (los encontrarás sobre todo en los vegetales, los frutos secos, las semillas y el pescado azul), tu oxidación celular se retrasa y mejora el rendimiento de tu intelecto.
Ejercicio físico... Si entrenas de forma regular (basta con caminar 20 minutos al día a paso decidido), además de mantener en forma tu sistema cardiovascular y nervioso, logras que tu cerebro se oxigene mejor. Por supuesto, debes además evitar tóxicos como el tabaco o el alcohol.
...Y ejercicio mental. Que cada día leas e intentes memorizar y aprender cosas nuevas es fundamental para que tus neuronas no pierdan agilidad. Emplea unos minutos diarios a practicar 'aeróbic mental'. Basta, por ejemplo, con hacer un crucigrama, repasar la cuenta del súper... Y apúntate a cursos de actividades que nunca has practicado.
Sal de la rutina... ¿Haces siempre exactamente el mismo recorrido para ir, por ejemplo, del trabajo a casa? Pues estos hábitos repetitivos, que acometemos sin pensar, contribuyen a 'atrofiar' el cerebro. Por lo tanto, cambia de camino, cepíllate los dientes cada día con una mano distinta... Haz que tu mente tenga que trabajar.
...Y sal de casa. Cultivar la vida social es otro de los pilares básicos de la salud mental, porque relacionarte con los demás ayuda a mantener el cerebro activo. Así que vence la pereza de ir a aquella fiesta, apúntate a actividades que te lleven a conocer gente nueva...
¿Hay algo serio tras tus despistes?
Los despistes frecuentes pueden deberse, simplemente, a una falta de atención en lo que hemos hecho o nos han dicho. Pero, si los mismos se acompañan de mal humor constante (o si se olvidan cosas muy significativas como el nombre de alguien muy allegado a ti), consúltalo con el médico. Cuando antes se empiezan a tratar los trastornos de memoria, mejor.