Todos podíamos haber hecho mucho más por Mila

El pasado miércoles salió a la luz ‘Antes del olvido’, el nuevo libro de Jorge Javier Vázquez. Dicen que nadie muere definitivamente mientras su recuerdo permanezca en la memoria de alguien. Eso, sin lugar a dudas, es una verdad. Para que perdure ese recuerdo, esa persona tiene que haber dejado una huella en ti. Pero no siempre se consigue en la vida, no siempre dejamos surco en todo el mundo. Solemos dejar nuestra estela en algunas personas y en otras, no. Jorge decía que en este libro se había desnudado como jamás lo había hecho antes. Así lo he comprobado en las pocas páginas que he conseguido leer, porque aún no tengo cicatrizada la muerte de Mila Ximénez.

Huida hacia delante

En otros libros que ha escrito Jorge creo que la parte de su vida está mucho más novelada e, incluso, más ficcionada. En esta ocasión, el Jorge que he empezado a encontrar en las primeras páginas es alguien que no tiene miedo. Jorge asume lo que es y eso le proporciona vivir sin temor, que es una de las cosas más importantes que hay en la vida. El miedo te paraliza, te aparta de la gente y no te deja ver la realidad tal y como es. Por eso es importante vivir sin miedo. Sé que la muerte de Mila arrasó su vida. Sin que él me lo dijera, me consta que eligió una huida hacia delante, porque no estaba acostumbrado a enfrentarse al dolor. Por primera vez ha sido capaz de hacerlo para salir a flote. No es por el libro de Jorge, pero tengo la sensación y la pena, muchos días, de que todos podíamos haber hecho mucho más por Mila. No es una excusa, por lo menos en lo que se refiere a mi persona, pero nunca pensé que las cosas se desencadenarían tan rápidamente, aunque sabía que no iban bien porque las vivía en primera persona. No fuimos conscientes de que serían sus últimas navidades o su último cumpleaños. Si soy sincera, de que iba a ser su último cumpleaños sí que me percaté, tengo que reconocerlo. Jorge ha sacado todo eso que llevaba dentro y que lo había paralizado desde la muerte de Mila. Como él dice: “Estaba muerto en vida”. Y es que si nosotros nos hemos sentido así, no puedo imaginarme el dolor diario al que se enfrentan su hija y sus hermanos.

Mila nunca lo juzgó

Este libro es un homenaje a esa Mila que pasó de sentir ese resentimiento y amargura acumulados por los años tan difíciles que había vivido, a convertirse en una persona divertida que disfrutaba de la vida con su gente. Siento que he vivido los momentos más felices de su vida y, desgraciadamente, los peores: su despedida y su ausencia. Pero no todo va a ser triste, porque Jorge, en todas esas páginas, también habla de la sexualidad, un parte muy importante de su vida. En algunos momentos lo hace con temor, pero lo mejor es cuando lo aborda con el humor que le caracteriza. Sería impensable que se desnudara por dentro sin que la sexualidad estuviera muy presente. Lo bonito de la relación entre Jorge y Mila es que ella nunca juzgó sus acciones. Eso fue siempre el cimiento de su amistad. Ella sufrió por los momentos en los que él desaparecía y podía estar en peligro. Lo pasó mal porque otros le rieran algunas gracias que iban en su contra y que le ponían en mal lugar. Ella me lo había contado en más de una ocasión. Mila ha querido a Jorge libremente y protegiendo a su amigo, a su confidente y a su compañero de farra. Este libro ha sido un homenaje para ella y una catarsis para él. ¡Jorge se ha cuestionado tantas cosas con la marcha de Mila! Y al final se ha dado cuenta de que siempre tenemos la posibilidad de cambiar, de mejorar en nuestras relaciones con los demás y hasta con nosotros mismos. Ojalá los ojos de Jorge vuelvan a tener la expresividad que tenían antes del vacío que nos dejó nuestra amiga. Estoy segura de que lo conseguirá. Os decía antes que he leído pocas páginas, porque he tenido que dejar de hacerlo. No sé si estoy preparada para terminarlo. Espero que su libro, y gracias a las palabras que Jorge ha plasmado en él, también pueda ser una sanación para mí.