Carmen dice que me he convertido en esa madre que se nos ha ido

Terelu Campos

Presentadora, colaboradora televisiva, bloguera y actriz

Actualizado a 27 de septiembre de 2023, 21:04

Gtres
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Después de unos días muy duros, vamos recuperando poco a poco nuestra vida laboral. La personal será más difícil recomponerla. En esa recuperación, mi hermana ha vuelto a un plató de televisión tras la muerte de nuestra madre. Lo hizo con una entrevista íntima que le realizó Sandra Barneda. Ahora que la nombro quiero aprovechar para darle las gracias por el inmenso cariño que he recibido de ella. Me consta que Sandra no es de ir a tanatorios, pero sé que lo hizo por el grandísimo respeto hacia mi madre y, también, por el cariño que me tiene después de tantos años trabajando juntas. 

Sé que Carmen el día de su reaparición estaba extremadamente nerviosa. No sabía cómo se iba a enfrentar ni a sentir una vez que cruzara las puertas de la cadena para la que trabaja y que fue la última en la que trabajó mi madre. En cada rincón de ese lugar hay muchos recuerdos cargados de cariño allí por donde quiera que pases: maquillaje, peluquería, sastrería y esa foto colgada en el pasillo principal de la cadena que ha presidido todos los funerales que le hemos hecho a mi madre. Volviendo a la entrevista de Carmen. Al principio la noté nerviosa, pero no en exceso. Se fueron a publicidad enseguida y me llamó para preguntarme si todo iba bien. Le dije que sí y que estuviera tranquila. Mientras escribo estas líneas, todavía no me he enfrentado a un plató de televisión recordando a mi madre ni viendo imágenes de ella conmigo.

No sé cómo reaccionaré cuando me pase porque sé que para mi hermana ver fotos, vídeos con mamá y escuchar su voz fue lo más difícil. Carmen contó algo que ya me había dicho otras veces durante la enfermedad que hemos vivido. Mi hermana echa de menos esa llamada para contarle a nuestra madre cómo estaba o lo que le pasaba en un momento determinado. Es complicado saber que no se puede volver a hacer una llamada así, pero es que no la hemos podido hacer durante muchos meses. Yo he sido más de apagar mis fuegos sola sin decirle nada a mi madre y no por ello me considero mejor, sino diferente. Ahora, nos vamos dando cuenta de que se nos ha ido nuestra rutina del día a día. Esa costumbre de llamar a casa de mi madre para que nos dijeran si había dormido bien, a qué hora se había levantado, si había desayunado, si había comido mejor que el día anterior o si estaba tranquila.
 

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