“Julio Iglesias presenta una vulnerabilidad conmovedora, muchos lloramos cuando dijo que actuaba en Londres, en el teatro más bello del mundo, por última vez”.
Eso comenta la crítica londinense del recital que Julio Iglesias acaba de ofrecer en el Albert Hall, lleno hasta la bandera. Julio se sentó en un taburete en el fondo del escenario, evidenciando ciertos problemas de movilidad, cantaba con los ojos cerrados y el público, entregado, dejaba de respirar para oírle mejor. “Su voz es frágil, tiene 76 años, pero su presencia sigue siendo apabullante”, comenta otro periodista.
Julio habló en buen inglés del amor –“adoro, respeto y aprendo de las mujeres, pero me gusta coquetear, ¿qué voy a hacerle?”–, recordó su primera actuación en Londres en 1973, contó recuerdos de infancia y de cuando estuvo en Inglaterra casi adolescente persiguiendo a una chica llamada Gwendoline, narró con voz rota el empeño de su padre para que estudiara inglés y terminara Derecho…
Y después suspiró: “Nadie me dijo que esto iba a durar tan poco”. El público se puso en pie y le dedicó una de las ovaciones más largas que se recuerdan en este legendario auditorio. “Una velada pasada de moda pero emocionante”, resumió The Telegraph. ¡Te queremos, Julio!